Un evangelio falso
- hace 14 minutos
- 2 Min. de lectura

Versión en video: https://youtu.be/nf3SzEHFlao
Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas. (2 Timoteo 4:3–4)
En nuestros días se ha levantado una ola de enseñanzas que, bajo el nombre de “evangelio”, han desviado el corazón de muchos. Se habla de Dios, sí, pero no del Dios de la Biblia. Se predica un mensaje que pone al hombre en el centro: su felicidad, sus sueños, sus emociones, su autoestima y su economía. En vez de llamar al arrepentimiento, se invita a “confiar en uno mismo”, a “seguir el corazón” y a seguir igual, porque “Dios te ama tal como eres”. Pero este mensaje, aunque suene alentador, es destructivo, porque adormece la conciencia y acomoda el alma en medio del pecado.
El verdadero evangelio no exalta al hombre, sino que lo confronta con su pecado y lo llama a postrarse ante el Señor Jesús. No nos dice: “eres suficiente”, sino: “sin mí nada podéis hacer” (Juan 15:5). No nos dice: “cree en ti mismo”, sino: “niega a ti mismo, toma tu cruz y sígueme” (Lucas 9:23).
Hoy más que nunca, debemos estar alertas. Muchos falsos maestros están disfrazados de ángeles de luz (2 Corintios 11:14–15), y ofrecen una espiritualidad sin verdad, una fe sin obediencia y una gracia sin transformación. No todo lo que emociona viene del Espíritu Santo. El Espíritu Santo convence de pecado, guía a toda verdad y glorifica a Cristo, no al hombre.
¿Estás escuchando un mensaje que te acerca más a Jesús, o simplemente te hace sentir bien contigo mismo? ¿Estás siendo animado a morir al pecado o a convivir con él en paz? ¿Estás siguiendo a Cristo o simplemente buscando un dios que cumpla tus deseos?
Jamás debemos olvidar esto, que el Señor Jesús no vino a mejorar nuestras vidas, sino a darnos vida nueva para que naciéramos de nuevo. No vino a hacernos sentir cómodos en nuestra condición, sino a liberarnos del poder del pecado y a santificarnos por su verdad.
Комментарии