¿Quién es Jesús?
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Versión en video: https://youtu.be/4Q5X_FfPuHQ
En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. (Juan 1:1)
Esta es una pregunta que define no solo nuestra fe, sino también nuestro destino eterno. La Biblia no nos deja sin respuesta: El Señor Jesús es el Hijo eterno de Dios. No fue un simple maestro, ni un profeta más, ni un líder religioso cualquiera. La Palabra de Dios nos revela que Jesús es Dios mismo, humanado: “Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad (Juan 1:14). Y dicha encarnación es uno de los mayores misterios y maravillas que han existido.
Pero ¿a qué vino Cristo al mundo? El mismo Señor, dijo: “Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido” (Lucas 19:10). Él vino con una misión clara: salvar a los pecadores. No vino a establecer un imperio político ni a realizar milagros como espectáculo. Vino a cumplir el plan de redención, desde la eternidad diseñado por Dios. El apóstol Pablo dijo: “Palabra fiel y digna de ser recibida por todos: que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero” (1 Timoteo 1:15).
¿Y quiénes son esos pecadores? Tú, yo, todos (Romanos 3:23). El pecado no es solo robar o matar, también es desobedecer a Dios, aun en lo más pequeño. Es mentir, codiciar, hablar mal de otros, tener pensamientos impuros, amar más cualquier cosa que a Dios, etc. Y todos, sin excepción, hemos caído. El problema es que el resultado del pecado es muy serio. Dijo el Señor: “E irán éstos al castigo eterno, y los justos a la vida eterna” (Mateo 25:46).
Sí, el infierno es real. Pero también lo es la salvación en Cristo. Y ahí entra el amor más grande que ha existido: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:16).
Entonces, ¿qué debo hacer para ser salvo? La salvación no es por obras, ni por mérito humano, es únicamente por fe en Jesús como el Señor. Su Palabra dice: “Que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo” (Romanos 10:9).
Por lo tanto, este es el Cristo: Dios hecho hombre. El Salvador de los pecadores. Y la esperanza de todo aquel que cree en Él. ¿Y quién es Cristo para ti?
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