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  • Foto del escritorAlexis Sazo

Un descuido grave



¿Cómo escaparemos nosotros, si descuidamos una salvación tan grande? La cual, habiendo sido anunciada primeramente por el Señor, nos fue confirmada por los que oyeron. (Hebreos 2:3)

Tendemos a considerar los descuidos como faltas poco graves, pero todo depende de las consecuencias que resultan de estos. A menudo el descuido del conductor que no respeta una señal de tránsito pasará desapercibido, pero será sancionado si hay un accidente, o incluso si la policía lo ve.

El versículo citado hoy se refiere a los que descuidan «una salvación tan grande». Quizá nunca se hayan burlado de Dios, no han vivido de forma deliberada en oposición a su voluntad, pero hay algo, quizás una cosa insignificante, que hace que dejen para más tarde el momento de ponerse en relación con él. Para establecer esta relación es preciso aceptar el perdón que Jesús, su Hijo, obtuvo para nosotros dando su vida en la cruz. ¡No aplacemos la decisión de aceptar esta salvación tan grande! ¡Es grande porque es un regalo de Dios; puede salvar al más culpable entre nosotros! Él ofrece la vida eterna; no pide nada al pecador, excepto la fe. ¡La salvación es grande sobre todo porque su autor es el Hijo de Dios! «Aunque era Hijo, por lo que padeció aprendió la obediencia; y habiendo sido perfeccionado, (Jesús) vino a ser autor de eterna salvación para todos los que le obedecen» (Hebreos 5:8–9).

Si usted es de los que descuidan la salvación, ¡reflexione bien en las consecuencias que puede tener! ¡Son mucho más graves que un problema económico, de salud o de la pérdida de un ser querido! ¡Lo que está en juego es su futuro eterno! Por favor, ¡no deje para más tarde su decisión!

Fuente: La Buena Semilla


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