Un Corazón perfecto para Dios
- 5 ago 2024
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Y él hizo lo recto ante los ojos de Jehová, aunque no de perfecto corazón. (2 Crónicas 25:2)
En el libro de 2 Crónicas, encontramos la historia de Amasías, rey de Judá (padre del rey Uzías). Amasías comenzó su reinado haciendo lo que era correcto ante los ojos de Dios, pero con el tiempo, su corazón no se mantuvo completamente entregado a Él. Este versículo nos desafía a examinar la condición de nuestro propio corazón en nuestra relación con Dios y a todo lo que hacemos para Él.
Hacer lo correcto exteriormente es importante, pero Dios también examina la actitud y la intención detrás de nuestras acciones (1 Samuel 16:7). Amasías obedeció en gran parte las leyes de Dios, pero su devoción no era total, porque su corazón no era perfecto. Es más, los demás veían a alguien fiel a Dios, no obstante, su corazón no tenía la misma fidelidad, ya que, eventualmente, esta falta de fidelidad lo llevó a tomar decisiones que no agradaron a Dios. Por eso el Señor dijo: «Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro» (Mateo 6:24).
Como creyentes, debemos buscar no solo la obediencia externa, sino también un corazón completamente entregado a Dios. Para ello debemos:
—Examinar nuestros corazones: Debemos tomarnos un tiempo hoy para pedirle a Dios Padre, que a través del Espíritu Santo, nos revele cualquier área de nuestras vidas donde nuestros corazones no estén completamente entregados a Dios.
—Confesar y arrepentirnos: Cuando Dios nos muestre aquellas áreas de compromiso o pecado, debemos no solo reconocerlas, sino que es necesario que las confesemos en su presencia, arrepintiéndonos de aquello. Al tiempo que pedimos que Dios nos dé un corazón puro y recto delante de Él.
—Vivir con integridad: Busca vivir una vida que refleje una entrega completa a Dios, no solo en lo externo, sino también en nuestros pensamientos y motivaciones, es lo que Dios espera de nosotros.
Pidamos a Dios que nos ayude a tener un corazón como el de Él, uno que sea perfecto en todas sus motivaciones y acciones.
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