Su Palabra nunca vuelve vacía

Versión en video: https://youtu.be/12cmtRKdVRA

Así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para lo cual la envié. (Isaías 55:11)

A veces, cuando compartimos el evangelio o predicamos la Palabra de Dios, nos sentimos mal porque no logramos ningún impacto. Quizás vemos indiferencia, rechazo o falta de respuesta visible. Esto puede hacernos sentir desanimados, como si hubiésemos fallado, pero esa no es más que una mentira del diablo para que no sigamos predicando. Por el contrario, el versículo del encabezado nos recuerda una verdad poderosa: la Palabra de Dios nunca regresará vacía.

Además, si lo pensamos bien, el Señor nos dio un mandato claro: “Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura” (Marcos 16:15). Él no nos pidió convencer a las personas ni asegurarnos de que cambien o crean en Dios como su salvador; esa es obra del Espíritu Santo. Nuestra misión es sembrar la semilla. La germinación, el crecimiento y el fruto no dependen de nosotros, sino de Dios.

Si bien, es posible que no veamos los resultados de inmediato o incluso durante nuestra vida, podemos confiar en el Dios que no miente, en el cual su Palabra siempre se cumple, así como su propósito en el tiempo perfecto. Cada versículo que compartimos, cada testimonio que damos y cada acto de amor en el nombre del Señor Jesús deja una marca en los corazones de las personas sin Cristo, aunque no lo notemos.

Mis amados, que no nos engañe el diablo o nuestros pensamientos humanos, confiemos en las verdades y promesas de Dios, quien nos asegura que cada palabra de su boca, jamás volverá vacía. Dejemos el resultado a Dios, y nosotros obedezcamos lo que nuestro Señor nos mandó: Predicar las buenas noticias, de que hay salvación gratuita para todo aquel que cree en el Señor Jesús (Juan 4:24).

No nos desanimemos, sigamos sembrando con fidelidad. ¡El Señor está obrando!