No dejes que la ira gobierne
- hace 12 minutos
- 2 Min. de lectura

Versión en video: https://youtu.be/8di_YXZYvvM
No te apresures en tu espíritu a enojarte; porque el enojo reposa en el seno de los necios. (Eclesiastés 7:9)
El mundo actual en el que vivimos constantemente nos provoca de múltiples maneras: una palabra mal dicha, un gesto grosero, una injusticia, una frustración. Todo parece empujarnos a que reaccionemos con ira. Sin embargo, nuestro sabio Dios nos advierte que apresurarse a enojarse no es muestra de sabiduría, sino de necedad.
El enojo no es solo una emoción, sino que es una trampa. El versículo de hoy nos dice que el enojo reposa en el seno de los necios. Otra versión dice: “Controla tu carácter, porque el enojo es el distintivo de los necios”. Es decir, el enojo es distintivo de aquellos que carecen de sabiduría. Cuando dejamos que la ira eche raíces en nuestro corazón, perdemos perspectiva, nos volvemos impulsivos y caemos fácilmente en el pecado. Es más, si esta actitud se mantiene en el tiempo podemos llegar a ser iracundos, de quien se dice:
No te hagas amigo de la gente irritable, ni te juntes con los que pierden los estribos con facilidad, porque aprenderás a ser como ellos y pondrás en peligro tu alma. (Proverbios 22:24–25)
Por esta razón Dios nos llama a tener dominio propio, para que así podamos reflejar su carácter. Santiago 1:19 nos recuerda que debemos ser prontos para oír, tardos para hablar y tardos para airarnos. Esto no significa que nunca sintamos enojo (el Señor Jesús mismo mostró enojo santo), pero sí que este no debe gobernar nuestra vida.
Entonces, mis hermanos, ¿hemos permitido que la ira eche raíces en nuestros corazones? Recordemos lo que dijo el Señor: “aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas” (Mateo 11:29).
Comments