El peligro de la autosuficiencia
- 10 may
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Versión en video: https://youtu.be/2qbvZkoOPxY
Porque separados de mí nada podéis hacer. (Juan 15:5)
Vivimos en una cultura que exalta la autosuficiencia: “Tú puedes solo”, “confía en ti mismo”, “hazlo a tu manera”. Desde pequeños nos enseñan a no depender de nadie, a ser independientes y a no mostrar debilidad. Pero el Señor Jesús nos confronta con una verdad que incomoda al corazón humano: separados de Él, no podemos hacer nada.
La autosuficiencia es sutil porque se disfraza de fortaleza, pero en el fondo es orgullo y soberbia. Es como decirle a Dios (a veces sin palabras): “Gracias, Señor, pero yo puedo manejar esto solo.” Nos sentimos capaces de tomar decisiones, enfrentar desafíos o alcanzar metas por nosotros mismos. Sin embargo, esa actitud nos aleja del lugar de dependencia donde fluye la gracia, la guía y la provisión de Dios.
Cristo no nos llamó a ser autosuficientes, sino a ser dependientes de Él. Quiere que entendamos que Él es el fuerte y que nosotros somos débiles criaturas, que podamos comprender que separados de Él no solo nos debilitamos, sino que nos secamos espiritualmente. El fruto verdadero —ese que tiene valor eterno— no nace del esfuerzo humano, sino de una vida rendida, humilde y conectada al Señor.
Entonces, mis hermanos, ¿en qué áreas de nuestra vida estamos confiando más en nosotros que en Dios? ¿Hay decisiones, planes o luchas que estamos tratando de manejar sin buscar su ayuda?