Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer. El ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira. (Juan 8:44–45 RVR60)
Satanás, el padre de la mentira, jamás miente descaradamente, es bastante astuto y convincente en sus tretas. Le vemos actuar con sutileza en el huerto de Edén diciéndole a Eva una «verdad a medias» con eso de: «No moriréis; sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal» (Génesis 3:4–5 RVR60). Las mentiras del diablo son como las de la siguiente historia:
El gallinero de mi nieto estaba invadido de ratas. Atraídas por el alimento «se habían mudado» allí. Mi nieto me pidió ayuda y pusimos un par de ratoneras; pero después de una semana, no habíamos atrapado ni una sola. Entonces, un amigo granjero nos ofreció un consejo: «No hay rata —dijo— que toque una ratonera al descubierto, tienen que disfrazarla con comida. Llenen una olla con comida y coloquen la ratonera dentro. Cúbranla bien para que no se note». ¿Qué creen? ¡Dio resultado! A la mañana siguiente habíamos atrapado una rata bien grande y gorda.
De esta misma manera nos engaña el diablo. Disfraza cuidadosamente su trampa con la verdad. Es cosa cosa de mirar las sectas y religiones que existen en el mundo. En todas ellas hay «ratoneras» bajo un alimento que parece delicioso. En muchos de estos lugares de engaño se cita la Biblia, se predica el evangelio en parte. Tergiversan las escrituras, haciéndola sonar muy convincente y verdadera a los oídos de los incautos que fueron en busca de alimento espiritual. Bien dicen las escrituras:
Porque tales personas no sirven a nuestro Señor Jesucristo, sino a sus propios vientres, y con suaves palabras y lisonjas engañan los corazones de los ingenuos. (Romanos 16:18 RVR60)
Lo cierto es que vivimos en una época de engaños; por eso la Palabra de Dios nos dice que antes de creer en algo, tenemos que «probar los espíritus» (1 Juan 4:1), «examinarlo todo y retener lo bueno» (1 Tesalonicenses 5:21); y sobre todo, que tengamos cuidado con los engañadores (2 Timoteo 3:13; 2 Juan 7). El único antídoto contra estas «ratoneras» del diablo, es conocer las escrituras y estando «arraigados y sobreedificados en el Señor Jesús» (Colosenses 2:6–8), quien es la verdad (Juan 14:6). Y obedeciendo siempre el mandamiento del Señor para estos tiempos finales:
Mirad que nadie os engañe. Porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y a muchos engañarán (Mateo 24:4–5 RVR60)
Comments