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  • Foto del escritorAlexis Sazo

Hemos perdido la capacidad de dialogar



Pareciera ser que con cada día que pasa, los seres humanos de este tiempo, progresivamente perdemos la capacidad de entendernos a pesar de nuestras diferencias. Bueno, esto no es algo nuevo, la intolerancia a lo diferente es tan antiguo como el ser humano. Sin embargo, existe una intolerancia a quien expresa ideas opuestas; ya que hoy no existe el debate, no hay diálogo para llegar a un punto de encuentro, aunque sea uno en que se acuerde en que no se está de acuerdo en nada.


En su gran mayoría, los individuos de este mundo, se abrogan la autoridad (y el dogmatismo) para decir que lo que ellos dicen es la ley, lo correcto y lo único aceptable desechando a cualquiera que diga o piense diferente. Pero sabemos que la única verdad la encontramos en nuestro Señor Jesús quien dijo:


Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí. (Juan 14.6)

Sabemos que el mundo siempre cambia y anda tras sus modas. No obstante, entre los creyentes, esta manera de pensar y de actuar - este dogmatismo del que hablo-, ha permeado hasta las iglesias, pues ha calado hondo en el corazón de muchísimos cristianos; convirtiéndonos así en cristianos sectarios. Ya que muchos se juntan solo con aquellos que piensan y hablan como ellos o son de su misma denominación. Hay miles de cristianos que no escuchan mensajes de nadie más que no sea de su denominación. Pero ¿enseñan eso las escrituras?


Tened el mismo sentir unos con otros; no seáis altivos en vuestro pensar, sino condescendiendo con los humildes. No seáis sabios en vuestra propia opinión. (Romanos 12.16)

Mis hermanos, la Palabra de Dios nos habla que somos UN CUERPO, no un sin fin de cuerpos con una cabeza que es Cristo (1 Corintios 12.12-27). No podemos entre nosotros andar haciendo separación entre los unos y los otros. Pues si somos hijos de Dios, todos pertenecemos al mismo cuerpo.


En este mismo espíritu de unidad al que nos llamó Dios, no podemos despreciar o desechar a los hermanos que tienen ciertas doctrinas diferentes a las nuestras o a aquellos que desconocen de las escrituras. Debemos tener la suficiente madurez para poder escucharnos y dialogar en amor y paz, porque a paz nos ha llamado Dios (1 Corintios 7.15). Y en esta armonía que debe existir en el cuerpo de Cristo, debemos soportarnos los unos a los otros, porque así lo dicen las escrituras:


Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia; soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros. (Colosenses 3.12–13)

Así que, aprendamos a dialogar en amor, a dejar pasar las diferencias sin tratar al otro de ignorante o estúpido a quien piensa diferente, sino que actuemos con mansedumbre, demostrando la misma paciencia que nos muestra nuestro buen Dios. Porque recordemos lo que nos dijo el Señor:


Todo reino dividido contra sí mismo es asolado; y una casa dividida contra sí misma, se derrumba. (Lucas 11.17 LBLA)

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