Alexis Sazo
Hacernos cautivos otra vez

Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres. (Juan 8.36 RVR60)
Antes de creer en el Señor Jesús éramos esclavos de concupiscencias y deleites diversos, viviendo en malicia y envidia, aborrecibles, y aborreciéndonos unos a otros (Tito 3.3 RVR60). Pero una vez que creímos fuimos liberados de la esclavitud del pecado. En este mismo pasaje de Juan leemos:
De cierto, de cierto os digo, que todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado. (Juan 8.34 RVR60)
Si Cristo nos hizo libres, esto significa que ya no arrastramos ese yugo sobre nuestras espaldas. Ahora bien, como sus hijos ¿por qué siempre estamos buscando ponernos ese yugo nuevamente, si ya fuimos hechos libres? ¿Por qué buscamos ponernos los grilletes otra vez? Pues, es lo que hacemos cada vez que echamos pie atrás en la carrera espiritual que tenemos por delante.
Mas ahora, conociendo a Dios, o más bien, siendo conocidos por Dios, ¿cómo es que os volvéis de nuevo a los débiles y pobres rudimentos, a los cuales os queréis volver a esclavizar? (Gálatas 4.9 RVR60)
Hermanos, debemos vivir en la libertad que Cristo nos compró en la cruz del Calvario a través de su muerte. Pero si se nos dio libertad, no era para que la usáramos para vivir en libertinaje. No se trata de que voy a pecar a diestra y siniestra porque estoy en la gracia. Pues la Palabra de Dios es muy clara en eso:
¿Qué, pues, diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde? En ninguna manera. Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él? (Romanos 6.1-2 RVR60)
Entendamos, hermanos, que no somos de este mundo, ya no pertenecemos acá y más aún, ya no somos esclavos del pecado y el mal, sino que somos libres en Cristo. Él no nos libertó para que nos enredemos nuevamente en esta vida perecedera. La palabra de Dios dice:
Ninguno que milita se enreda en los negocios de la vida, a fin de agradar a aquel que lo tomó por soldado. Y también el que lucha como atleta, no es coronado si no lucha legítimamente. (2 Timoteo 2.4-5 RVR60)
Así que, no volvamos a ponernos los grilletes de la esclavitud del pecado y vivamos una vida espiritual libres de todo el peso que nos asedia, tal como se nos dice en Hebreos:
Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios. (Hebreos 12.1-2 RVR60)