¿En qué consiste la vida cristiana?
- 10 abr
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Versión en video: https://youtu.be/jOSyIqcQTXI
Y les dijo: Mirad, y guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee. (Lucas 12:15)
¿En qué consiste la vida cristiana? No es una pregunta menor. En una sociedad donde el éxito se mide por logros, posesiones y reconocimiento, el Señor Jesús nos invita a mirar más allá. En Lucas 12, Él desenmascara los valores del mundo y nos muestra en qué realmente consiste la vida: no en lo que tienes, sino en quién eres delante de Dios.
Jesucristo habla con claridad al advertirnos contra la avaricia, usando la parábola del rico insensato (Lucas 12:16–21). Este hombre había acumulado tanto que decidió derribar sus graneros para construir otros más grandes y así asegurarse años de descanso y disfrute. Pero Dios le llama “necio” porque había planificado su futuro sin considerar su alma ni a su Creador.
La vida cristiana no consiste en acumular, sino en confiar. No se trata de asegurarse el mañana por medios humanos, sino de vivir cada día dependiendo de la provisión y dirección de Dios. El Señor continúa diciendo: “Buscad el Reino de Dios, y todas estas cosas os serán añadidas” (Lucas 12:31). Aquí está el corazón de la vida cristiana: buscar a Dios primero. Vivir para Él. Confiar en que Él cuida de los pájaros y viste los lirios, y mucho más se ocupa de nosotros.
Por tanto, la vida cristiana es:
Vivir con los ojos puestos en el reino de Dios, no en los tesoros de la tierra.
Caminar sin temor, sabiendo que el Padre se complace en darnos su Reino (Lucas 12:32).
Estar preparados, con lámparas encendidas y corazones vigilantes, como siervos esperando a su Señor (Lucas 12:35–40).
La vida cristiana consiste en conocer a Dios, depender de Él y vivir preparados para su regreso. Es un llamado a la confianza, a la fidelidad y a la esperanza. No se trata de cuánto tenemos, ni de cuánto sabemos, de nuestros títulos o los logros que hemos alcanzado, sino de cuánto confiamos en Dios. Por tanto, la vida cristiana no se mide en posesiones, sino en obediencia y amor a Dios.
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