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  • Foto del escritorAlexis Sazo

El buen Pastor conoce a sus ovejas



Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen. (Juan 10:27)

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El Señor Jesús conoce a los que son suyos, pero ¿cómo es este conocimiento? En el capítulo de Juan 10, en el versículo 3 específicamente, encontramos un versículo paralelo al del encabezado que nos ayuda a entender un poco más este conocer, pues dice: «Y las ovejas oyen su voz; y a sus ovejas llama por nombre, y las saca». Esto significa que cuando el Señor dice: «yo las conozco», significa que, primeramente, las conoce por su nombre, esto es, que las conoce individual y personalmente. Por tanto, a los ojos del Señor, sus ovejas no son sujetos anónimos perdidos en medio del rebaño, no, sino que somos profundamente conocidos por el buen pastor.


En Juan 10:14–15, dice: «Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas, y las mías me conocen, así como el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; y pongo mi vida por las ovejas». Y de estos versículos podemos desprender que hay una similitud real entre la forma en que el Señor Jesús conoce a su Padre en el cielo y la forma en que conoce a sus ovejas. Él se ve a sí mismo en el Padre, y del mismo modo se ve a sí mismo en sus discípulos. Y hasta cierto punto, el Señor reconoce su propio carácter en sus discípulos, ve su propia marca en sus ovejas. Esto hace que las ame más y más.


¿Cómo podemos entender esto último? Podemos graficarlo como un esposo que espera a su esposa en el aeropuerto, observando como cada persona desembarca del avión. Cuando ella aparece, la conoce, reconoce sus rasgos, ve en sus ojos un reflejo feliz de su propio amor. Se deleita en ella, y ella es a la única que abraza. Por eso es que el apóstol Pablo dice: «Pero el fundamento de Dios está firme, teniendo este sello: Conoce el Señor a los que son suyos» (2 Timoteo 2:19).


Es difícil exagerar el tremendo privilegio que es ser conocido personal, íntima y amorosamente por el Hijo de Dios. Es un don precioso para todas sus ovejas poseen y que contiene en Él una comunión y un afecto profundos y personales, además de la promesa de vida eterna.


Tomado y modificado desde:


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