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Contentarse cualquiera sea la situación (primera parte)



No lo digo porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación. Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece. (Filipenses 4.11–13 RVR60)

Tantas veces nos quejamos por la situación “x” en la que nos encontramos; ya sea por un problema familiar, laboral, de salud, etc. Pero vemos el ejemplo del apóstol Pablo quien dice: “pues he aprendido a contentarme cualquiera sea mi situación”, ¿Podríamos decir lo mismo? ¿Qué es lo primero que hacemos cuando nos vemos enfrentados a una adversidad? ¿Se mantiene el gozo? ¿Le damos gracias a Dios por lo difícil que estemos pasando? ¿O lo único que hacemos es quejarnos y reclamarle a Dios por lo que estamos pasando? O peor aun, buscamos “arreglar” por nosotros mismos el problema. Sin embargo, su Palabra nos dice:


Estad siempre gozosos. Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús. (1 Tesalonicenses 5.16–18 RVR60)

Los cristianos hemos olvidado qué significa estar bajo la soberanía de Dios. Y como decía buscamos arreglar lo que “se echó a perder”, porque pensamos que de seguro Dios se equivocó o Satanás “le ganó terreno” al Señor y nosotros debemos “arrebatarle” la victoria al diablo. No se engañe, nada de lo que usted está viviendo es parte del azar, tampoco es un error de parte de Dios o una victoria del diablo sobre usted. Dios es soberano y nosotros no somos nadie para cuestionar sus designios:


¡Ay del que pleitea con su Hacedor! ¿Dirá el barro al que lo labra: ¿Qué haces? (Isaías 45.9 RVR60)

Si estamos en una situación difícil y que implica sufrimiento, es con algún propósito por parte de Dios, que puede ser: disciplina, aprender a depender más de Dios, aumento de la fe, prueba de la paciencia, etc. Ahora bien, lo que Dios espera de nosotros es que aprendamos a confiar en él en este tipo de situaciones en vez de venirnos abajo, porque él está obrando en nuestras vidas. Y por sobre todas las cosas debemos mantenernos gozosos:


Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos! (Filipenses 4.4 RVR60)

Pero ¿por qué entonces nos deprimimos cuando estamos sufriendo? Es porque claramente no hemos puesto nuestra vista en donde debe estar, sino que nos concentramos en mirarnos a nosotros mismos o las situaciones que nos rodean y olvidamos que sobre nosotros hay un Dios en los cielos y que gobierna cada aspecto de nuestra vida; por eso su Palabra nos dice:


Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra. Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios. (Colosenses 3.2–3 RVR60)

Si nuestra vida está escondida con Cristo en Dios en los cielos ¿Usted cree que algo podría pasarnos si es que Dios así no lo ha planeado?. Mis hermanos, que no nos engañe el enemigo o nuestra propia debilidad carnal, pues estos enemigos nos hacen caer en la autocompasión. Así que, ¡no les preste oído!. Su palabra nos dice que debemos poner nuestras miradas en las cosas de arriba, o sea, donde mora Dios y no en los problemas que nos aquejan acá en la tierra.


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