Pero muchos de los que habían oído la palabra, creyeron; y el número de los varones era como cinco mil. (Hechos 4:4)
El Señor utiliza las situaciones más inesperadas y las maneras menos probables para acercar la gente a Él. No obstante, nuestra responsabilidad como cristianos es simple y clara: compartir el evangelio donde un mundo perdido lo pueda escuchar, tal como nos mandó el Señor: «Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura» (Marcos 16:15). Porque como dijo el Señor: «a la verdad la mies es mucha, mas los obreros pocos»
Un ejemplo de esto es Francisco Ramos, un misionero portugués que sirve en España, es un ejemplo de alguien que conoció a Cristo por medio de circunstancias particulares. Este hermano viajó a Inglaterra en busca de trabajo siendo inconverso. Pero debido a un peligroso aneurisma que le descubrieron a su padre en el cerebro, Francisco había comenzado a hacerse preguntas difíciles sobre la vida.
Un día, este hermano, se fue por un atajo por el parque Hyde. Su corazón estaba angustiado y su mente estaba llena de preguntas. Entonces se topó con un joven que estaba predicando a Cristo y él se detuvo a escuchar. En términos muy directos e inequívocos escuchó el plan de salvación. Más tarde, ese mismo día, encontró otro creyente vendiendo libros cristianos. Compró un ejemplar de Paz con Dios, de Billy Graham, sin saber lo que era. Cuando llegó a casa, comenzó a leer el libro. Finalmente, terminó aceptando a Cristo como salvador aquella misma noche. Hoy, él y su esposa —Stephanie— sirven al Señor como misioneros.
A veces nos parece que las personas no tienen interés por la Palabra de Dios, sin embargo, nunca sabemos lo que Dios está haciendo en el corazón de alguien, como es que el Espíritu Santo está obrando.
Así que, hermanos, busquemos maneras de hablarles a otros de Jesús y de su amor para que puedan ser salvos, porque recordemos que cada persona es un alma preciosa por la cual Cristo murió en la cruz.
Yorumlar