Por tanto, hermanos, tened paciencia hasta la venida del Señor. (Santiago 5:7)
Si de verdad creemos que Jesús va a regresar, tenemos buenas razones entonces para ser pacientes. ¿Y por qué no soportar la indignidad y la injusticia si sabemos que la justicia máxima y absoluta está «a la vuelta de la esquina»? ¿Hay alguna esperanza mejor que saber que el Señor Jesús va a volver para corregirlo todo?
Igual que el agricultor, miramos al futuro con esperanza, porque este siembra la semilla y espera la cosecha con paciencia. De la misma forma, nosotros esperamos el momento en que Dios juzgará a los hombres y mujeres malvados, y recompensará a sus hijos, aquellos que depositaron su fe en el Señor Jesús. Él nos ha dado su palabra de que va a volver y es lo más seguro del mundo, ya que Dios nos miente:
Dios no es hombre, para que mienta, ni hijo de hombre para que se arrepienta. Él dijo, ¿y no hará? Habló, ¿y no lo ejecutará? (Números 23:19)
A un pastor y teólogo alemán, Helmut Thieliecke, le preguntaron qué le iba a decir a Jesús cuando volviera, él contestó: «Sabía que hablabas en serio».
Una vida tranquila aquí en la tierra, sin mayores contratiempos, es «un bono», pues no es algo que merezcamos; ya que puede que aquí en la tierra nos toque sufrir y estar oprimidos sin que haya alivio. Pero recuerda, sufrimos por Cristo: «Porque a vosotros os es concedido a causa de Cristo, no sólo que creáis en él, sino también que padezcáis por él» (Filipenses 1:29).
Mis hermanos, aunque las circunstancias puedan parecer sombrías en este momento, tenemos que recordar que nos espera un día mejor. Debemos actuar siguiendo el ejemplo del Señor Jesús:
Puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios. (Hebreos 12:2)
Fuera del alcance de nuestra vida hay un Juez que cuida a los suyos a quienes se les ha hecho mal. Ciertamente Dios aborrece la injusticia y se vengará a su debido tiempo, porque suya es la venganza (Romanos 12:19). Así que tal como dijo el apóstol Santiago: «Por tanto, hermanos, tened paciencia hasta la venida del Señor».
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