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  • Foto del escritorAlexis Sazo

El tiempo que Dios nos da




Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. (Filipenses 4:6)


Una mañana muy fría, en Corea, unos soldados se alinearon cerca de un camión-cocina para recibir su almuerzo. El corresponsal de un periódico se quedó mirando a un soldado barbón, cubierto de lodo y muy cansado. Después de un momento de estar mirando al soldado, el corresponsal le dijo: —Si yo pudiera lograr que Dios le diera a usted lo que más desea, ¿qué le pediría? El soldado permaneció en silencio por unos instantes mientras la esperanza renacía en su corazón, y después respondió lentamente: —Le pediría que me diera el día de mañana. Aquel soldado tenía la esperanza de un día más.


Muchas veces olvidamos que el tiempo que Dios nos da es un regalo, pero que tristemente, si lo mal utilizamos, jamás podremos recuperarlo, no importa cuánto nos esforcemos. Debido a esto, a veces nos quedamos atrapados mirando el pasado, mientras que otras, como en la ilustración de hoy, nos quedamos anhelando un futuro que nunca llega, en vez de vivir el presente. El Señor dijo: «Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal» (Mateo 6:34). 


Para nadie es un misterio que estamos cada día más cerca del tiempo del fin, no obstante, la pregunta es, ¿cómo estamos ocupando el tiempo que Dios nos da? Su Palabra nos dice: La noche está avanzada, y se acerca el día. Desechemos, pues, las obras de las tinieblas, y vistámonos las armas de la luz. Andemos como de día, honestamente; no en glotonerías y borracheras, no en lujurias y lascivias, no en contiendas y envidia, sino vestíos del Señor Jesucristo, y no proveáis para los deseos de la carne (Romanos 13:12–14). Con una mano en el corazón, ¿estamos haciendo sacrificios agradables a Dios (Romanos 12:1)? ¿Somos realmente discípulos de Dios (Mateo 16:24)? ¿Cómo es nuestro hablar (Efesios 5:19)? ¿Qué estamos vistiendo (Romanos 13:14)? ¿Qué miran nuestros ojos y oyen nuestros oídos (Proverbios 4:20, 25–27)? ¿Qué cosas nos causan gozo (Salmos 1:2)?


Seamos sabios y vivamos aprovechando bien el tiempo que Dios nos da. Digamos como el salmista: «Enséñanos de tal modo a contar nuestros días, que traigamos al corazón sabiduría» (Salmos 90:12).

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