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  • Foto del escritorIris P.

PEDIR SABIDURÍA DE LO ALTO PARA PREDICAR



¿Aceptar al Señor o el Señor nos acepta? Siempre me he hecho esta pregunta y he escuchado a muchos predicadores en mis largos años de conversión decir aquella expresión: ¡Acepta a Cristo!.


¿Realmente somos los seres humanos los que aceptamos a Dios? Puedo decir con certeza que esta es una expresión no bíblica, pues llevo muchos años escudriñando las escrituras y aún no encuentro dónde aparezca tal invitación para el pecador. Quizás se han confundido con las palabras del Señor cuando dijo:

El que a vosotros recibe, a mí me recibe; y el que me recibe a mí, recibe al que me envió. (Mateo 10.40)

Pero este versículo está en un contexto donde el Señor estaba mandando a los 12 apóstoles a pregonar que el Reino de los cielos se había acercado. Y les había estado hablando de quién los acogiera en alguna casa, para pernoctar y comer allí. Y este verso tiene que ver con la recepción de la Palabra que ellos hablarían, pues ellos iban a pregonar acerca de Cristo. Es por eso que el Señor dijo aquellas palabras del verso de más arriba. Y esta idea de recibir al Señor en el corazón de uno, no es más que una cosecha humana. 

Como creyentes, tenemos que ajustarnos a la Palabra de Dios. Porque el Señor nunca lo dijo al predicar (ni tampoco sus apóstoles): “recíbanme a mí en sus corazones”. Y bien sabemos que lo que no está en la Palabra, es antibiblico.

Dios no toca la puerta del corazón humano para que nosotros le aceptemos, sino que manda a todos los hombres en todo lugar que se arrepientan (Hechos 17.30). El llamado es al arrepentimiento, a volver a él, pero no a aceptarlo a él.

Dios es el Rey de reyes y Señor de señores (Apocalipsis 19.16), por lo tanto, nosotros no le aceptamos a él. Él no es alguien inferior para que lo tengamos que aceptar; tampoco ha hecho nada malo como para pedirnos que le aceptemos. Por el contrario, el pecador necesita que Dios lo acepte en su reino y en su familia. Y como bien sabemos, esta adopción es solo a través de nuestro Señor y Salvador Jesucristo el Santo. 

No es correcto decir que para ir al cielo hay que aceptar a Jesús en el corazón ¡No!. Vuelve a reiterar, eso no  es bíblico. Para predicar el evangelio, se debe escudriñar la Biblia, ahondar en ella guiados de la mano por el Espíritu Santo. Porque de otra forma nos podemos extraviar en la mente con el riesgo de modificar las enseñanzas bíblicas.

Así que, cuidado con esta frase. Evite usarla. Porque bien dijo el Señor:

No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros. (Juan 15.16a)

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Cristian Vidal

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