He aquí que Dios es grande, pero no desestima a nadie; es poderoso en fuerza de sabiduría. (Job 36:5)
Muchas veces, nos maravillamos del ingenio humano, por sus avances científicos, sus descubrimientos y sus progresos tecnológicos. Sin embargo, debemos reconocer que el hombre tiene un poder y sabiduría que son limitadas. En cambio, Dios posee un poder infinito, una sabiduría inconmensurable e incomprensible para sus criaturas, y nada ni nadie puede obstaculizar sus planes, o impedirle que cumpla con sus designios. Y a pesar de esto, a diferencia del hombre, Él no menosprecia a nadie, tal como dice el versículo del encabezado.
Dios es el Creador de todo lo existente y, por tanto, todo está sometido bajo su control (Lamentaciones 3:37-38). Todo se desarrolla de acuerdo con su plan eterno de infinita sabiduría. Él es eterno (Apocalipsis 1:8), es Omnipresente (Jeremías 23:24), Omnisciente (Hechos 15:18) y Omnipotente (Jeremías 32:27). Y ningún problema, ni ninguna dificultad, pueden sorprenderlo o sobrepasar su sabiduría (Isaías 55:8-9).
Al ser Dios Todopoderoso, nadie puede oponerle resistencia. Como Dios Santo, su ira se enciende contra el pecado (Salmos 34:16). Como Dios Fiel y Verdadero, las profecías y las promesas de su Palabra —la Biblia— se cumplen indefectiblemente (Deuteronomio 7:9). Como Dios Justo, su juicio caerá sobre todos los que practican la injusticia y no se arrepienten de su mal camino (Salmos 7:11). No obstante, como Dios es amor, dio a su Hijo unigénito, Jesucristo, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna (Juan 3:16).
Él es inconmensurable, pero, aun así, no desestima a nadie, ni tampoco hace acepción de personas. No así nosotros que siempre desestimamos o miramos en menos a nuestros semejantes. Sin embargo, como hijos de Dios, debemos aprender de Él e imitarlo para no hacer diferencias o desestimar a nuestros semejantes.
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