Consuelo en medio de una generación perversa
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Versión en video: https://youtu.be/2F5HZhRqOIw
¡Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo; que hacen de la luz tinieblas, y de las tinieblas luz; que ponen lo amargo por dulce, y lo dulce por amargo! (Isaías 5:20)
Hay un cansancio que no es físico, sino que es un peso en el alma. Es el agotamiento de vivir rodeados de una generación que ha invertido los valores, que ha dado la espalda a Dios y ha decidido caminar a oscuras, celebrando el pecado y ridiculizando la santidad. A diario vemos cómo lo que antes se consideraba inmoral, ahora se exalta como valiente, bueno o encomiable. Lo que Dios llama abominación, el mundo lo aplaude. Lo que el Señor ama, este mundo lo aborrece.
Y aquellos creyente fieles, probablemente, se sientan agotados. Cansado de remar contracorriente. Cansado de mantenerse firme cuando todos ceden. Cansado de vivir como luz en un mundo que ama las tinieblas más que la luz. Este cansancio es real. Pero no estamos solos, pues la Palabra de Dios no guarda silencio. Nos da consuelo, dirección y esperanza. El Señor no es indiferente a esa lucha. Él conoce tu corazón, tus lágrimas, tu cansancio. Y te dice: “Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados” (Mateo 5:6).
Él promete saciar a los suyos. En Isaías 40:31 encontramos esta maravillosa promesa: “Pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán” (Isaías 40:31).
Dios no nos ha llamado a pelear esta batalla con nuestras propias fuerzas. Nos llama a estar firmes en su verdad, refugiados en su Palabra, y fortalecidos por su Espíritu. Mientras el mundo cambia sus valores cada día, nosotros tenemos una roca inamovible.
Mis hermanos, cuando sintamos ese desgaste de vivir en medio de una generación que solo busca hacer el mal, volvamos al refugio de Dios que encontramos en las Escrituras. Busquemos en oración al Dios que no cambia, que nos da fuerzas y nos ayuda a seguir. Además, Él mismo es quien nos sostiene, consuela y anima a seguir cuando ya no podemos más.
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