Alexis Sazo
Viviendo como niños

Y dijo (Jesús): De cierto os digo, que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos. (Mateo 18:3)
¿Alguna vez ha visto a un niño pequeño lleno de preocupaciones o afanes por el porvenir? Jamás vamos a ver a un niño así, porque cualquier problema se soluciona diciéndole a mamá o a papá que le arregle su predicamento. Si tiene hambre dirá: —«mamá, tengo hambre». El niño nunca va a pensar algo como: ¿De dónde va a sacar mi mamá la comida? ¿Será que le alcanza el dinero para darme de comer? ¡En lo absoluto! Un niño tiene la plena certeza de que su mamá o su papá le darán algo que sacie su hambre, ni se le cruza por la mente cómo es que sus padres le darán de comer.
Como creyentes, muchas veces nos olvidamos de esta realidad espiritual, me refiero a la dependencia absoluta que debemos tener para con nuestro Dios. El mandamiento de Dios es ser como niños, esto es, dependiendo completamente de Él para todo y asimismo, reconocer nuestra incapacidad para hacer las cosas. ¿Por qué digo esto? Porque la palabra «niño» en el griego, usada en el versículo del encabezado, es paidion, que significa: infante, bebé o niño pequeño. Y todos sabemos que un bebé depende por completo de sus padres para absolutamente todo. Esta es la razón por la cual Dios nos dice, por ejemplo: «Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal» (Mateo 6:34).
Hermanos, ¿estamos viviendo como niños? ¿Estamos en completa dependencia a Dios? La gran mayoría de nosotros no vivimos así, sino que siempre queremos hacer las cosas por nosotros mismos, o pidiéndole a Dios que haga lo que esperamos o deseamos que pase o no pase, básicamente, oramos diciéndole a Dios que haga nuestra voluntad.
Mis hermanos, el verdadero descanso se halla en el Señor, pero únicamente podremos experimentarlo cuando obedezcamos su mandamiento: «Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar» (Mateo 11:28). Si verdaderamente queremos vivir como niños, debemos aprender a depender completamente de Dios, pero para ello es necesario que entendamos que separados de Él, nada podemos hacer (Juan 15:5).