Rebosa mi corazón palabra buena; dirijo al rey mi canto; mi lengua es pluma de escribiente muy ligero. (Salmos 45.1 RVR60)
Todos los cristianos que anhelamos proclamar las riquezas de Cristo y sus buenas nuevas, conocemos las limitaciones de tener solamente una lengua. En uno de sus himnos, Charles Wesley escribió: «¡Oh, que tuviera lenguas mil del Redentor cantar la gloria de mi Dios y Rey, los triunfos de su amor!»
Sin embargo, la verdad es que una lengua tiene un potencial considerablemente mayor del que la mayoría de nosotros usará jamás. Una lengua dedicada a Dios puede lograr mucho.
Por ejemplo, había un hombre en Chicago que era ciego y no tenía brazos ni piernas. Pero al igual que el salmista, su corazón rebosa del amor de Dios y dedicó su lengua completamente para que Dios la usara. Este hombre aprendió a leer la Biblia en Braille ¡con la lengua! Como resultado de su esmerado logro pudo usar la lengua de una manera diferente: para enseñar la Palabra de Dios y compartir su radiante testimonio.
Nick Vujicic, es otro ejemplo de un creyente con impedimentos físicos (nació sin piernas y brazos) que ha hablado a millones de personas acerca de su salvador. En su libro Un espíritu invencible, dice: «Aunque la carga que llevas pueda parecer abrumadora, el poder de la fe en acción es realmente increíble».
En las escrituras encontramos la siguiente declaración del apóstol Pablo: «Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte» (2 Corintios 12.10 RVR60). La debilidad no es un impedimento para que Dios pueda usarnos. Porque precisamente Dios escogió a lo débil del mundo (1 Corintios 1.27); por lo tanto, que seamos débiles o que estemos impedidos de alguna forma, no es una excusa delante de Dios.
Ahora, le pregunto, hermano(a), ¿se siente desanimado a veces pensando que tiene poco que ofrecer a Dios? La verdad es que si usted tiene el amor de Cristo en su corazón y una lengua dispuesta en la boca, las puede ofrecer a Dios para que Él las use como estime conveniente; pero hoy mismo puede comenzar a darle alabanza y honor al Señor; porque una lengua basta.
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