A Jehová presta el que da al pobre, y el bien que ha hecho, se lo volverá a pagar. (Proverbios 19:17)
Una mujer de uno de los países más pobres del mundo se encontraba visitando Toronto, Canadá. Allí se hospedaba en casa de una señora que trabajaba para una ONG mundial que iba en ayuda de los necesitados.
Aquella mujer de pronto miró por la ventana trasera de la casa y preguntó: «¿Quién vive ahí?». La dueña de casa, pensando que se refería al patio, contestó: «Nadie».
«No, —insistió la invitada— quiero decir ahí» —dijo la mujer señalando al garaje de la mujer. «¿Que quién vive ahí? —dijo la anfitriona— es una casa para un auto».
La mujer se quedó pasmada. Una y otra repetía: «¡Una casa para un auto! ¡Una casa para un auto!» A la mujer la había conmocionado el hecho que la gente no solo podía comprar un auto, sino que también una casa para guardarlo. Si lo pensamos bien, podemos entender la conmoción de aquella pobre mujer. Y cuando miramos en perspectiva, algunos hermanos poseen más que otros, pero no siempre somos conscientes de ello. Y la Palabra de Dios nos dice:
A los ricos de este siglo manda que no sean altivos, ni pongan la esperanza en las riquezas, las cuales son inciertas, sino en el Dios vivo, que nos da todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos. Que hagan bien, que sean ricos en buenas obras, dadivosos, generosos; atesorando para sí buen fundamento para lo por venir, que echen mano de la vida eterna. (1 Timoteo 6:17–19)
Dios no está en contra de las riquezas, ni ser rico es pecado, pero Él llama a la generosidad, especialmente con aquellos que poseen más que otros. En Proverbios dice: «Conoce el justo la causa de los pobres» (Proverbios 29:7a).
Dios espera que usemos sus bendiciones para bendecir a otros. Así como Él es rico y nos da a nosotros de ella para que también podamos ser ricos en lo espiritual. Y recordemos que somos llamados a ser imitadores de Dios (Efesios 5:1). ¿Estamos usando lo que nos ha dado Dios para mostrar amor a nuestro prójimo?
Comments