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  • Foto del escritorAlexis Sazo

Un vistazo al provenir



Que cuando digan: Paz y seguridad, entonces vendrá sobre ellos destrucción repentina, como los dolores a la mujer encinta, y no escaparán. (1 Tesalonicenses 5:3)


El 19 de julio de 1992, Paolo Borsellino, «el mayor cazador de mafiosos de Palermo», fue asesinado junto a sus guardias. El horrible crimen fue condenado oficialmente, pero ante semejantes hechos de violencia, una sensación de desamparo se apoderó de los responsables de la seguridad en Italia.


Esta impotencia frente a la injusticia produce un peligroso vacío que algún día podría ser llenado por un «hombre fuerte», sea o no deseado. Efectivamente, la Biblia dice que vendrá semejante hombre en el tiempo llamado «La gran tribulación». Cuando este hombre –conocido como el anticristo– aparezca, en todas partes se dirá «paz y seguridad»; pero solo habrá paz aparente, pues todo en él será engaños:


Y entonces se manifestará aquel inicuo, a quien el Señor matará con el espíritu de su boca, y destruirá con el resplandor de su venida; inicuo cuyo advenimiento es por obra de Satanás, con gran poder y señales y prodigios mentirosos, y con todo engaño de iniquidad [énfasis añadido] para los que se pierden, por cuanto no recibieron el amor de la verdad para ser salvos. (2 Tesalonicenses 2:8–10)


Esta paz será aparente porque se efectuará sin Dios. Además, esta supuesta paz no será duradera, ya que como dice el versículo del encabezado: «vendrá sobre ellos destrucción repentina… y no escaparán». Esta será la respuesta de Dios frente a este hombre fuerte.


Sin embargo, podemos dar gracias a Dios que aún hoy podemos escapar del juicio, porque Él todavía nos ofrece de la salvación que consumó el Señor Jesús en la cruz del Calvario. Dios nos invita a volvernos a Él, pues dice: «Volveos a mí, dice Jehová de los ejércitos, y yo me volveré a vosotros» (Zacarías 1:3). Él está deseoso de ofrecernos salvación, solo debemos reconocer nuestra condición de pecadores, arrepentirnos, confesar nuestros pecados y creer en el Señor Jesús como el único salvador. Quien hace esto, obtiene el perdón gratuito de sus pecados, además de la paz de Dios, tal como dijo el Señor:


La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. (Juan 14:27)


Entonces, ¿estará preparado para el porvenir buscando la salvación y la paz que solo Dios nos puede dar?


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