top of page

Un testimonio que habla

  • 7 may
  • 2 Min. de lectura


Versión en video: https://youtu.be/jtI2x6J1cjE


Porque era varón bueno, y lleno del Espíritu Santo y de fe. Y una gran multitud fue agregada al Señor. (Hechos 11:24)


En una sola línea, Dios nos dice mucho sobre Bernabé. No fue necesario un largo currículum ni un listado de milagros. Bastó con una breve, pero poderosa descripción: “Varón bueno, lleno del Espíritu Santo y de fe.”


Este es el tipo de testimonio que no se fabrica con palabras, sino con hechos de vida. La bondad que menciona este versículo no es la que se limita a hacer actos amables ocasionales; es un continuo fruto del Espíritu, una consecuencia natural de una vida rendida a Cristo. La fe de Bernabé no era solo doctrinal, sino vivida: una confianza activa que se traducía en obediencia, valentía y servicio.


Cuando Bernabé llegó a Antioquía, dice que “y exhortó a todos a que con propósito de corazón permaneciesen fieles al Señor” (Hechos 11:23). Su influencia no fue superficial, ya que su manera de vivir impactó vidas, acercó corazones al evangelio y glorificó a Dios. Esto nos deja una pregunta directa: ¿Qué dice mi vida sobre el Dios en quien creo?


Hoy, más que nunca, el mundo necesita creyentes cuyo testimonio sea tan claro como el de Bernabé. No necesariamente grandes predicadores, sino hombres y mujeres cuyo carácter refleje a Cristo. Que la gente, al vernos, no se fije primero en nosotros, sino en el Dios que habita en nosotros.


El verdadero testimonio no se limita al domingo, ni a una conversación puntual. Es una vida constante de integridad, de dependencia del Espíritu Santo, y de fe práctica. Y ese tipo de vida sí tiene poder para atraer a otros al Señor.

Comments


bottom of page