¿Qué tiene el hombre de todo su trabajo… con que se afana debajo del sol? Porque todos sus días no son sino dolores, y sus trabajos molestias; aun de noche su corazón no reposa. (Eclesiastés 2:22-23)
Al excavar en los alrededores de Pompeya, ciudad de Italia sepultada bajo las cenizas tras la erupción del volcán Vesubio en el año 79 d.C., unos obreros sacaron el cadáver fosilizado de una mujer que tenía las dos manos llenas de joyas: pulseras, collares, anillos y un magnífico par de pendientes. Nos imaginamos a esta mujer, al ver que el peligro se acercaba, corriendo para salvar lo más valioso que tenía, y finalmente atrapada por la lluvia de cenizas. Esto me hace recordar las palabras del Señor Jesús cuando dijo:
Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? (Mateo 16:26)
Lo que hizo aquella mujer es un ejemplo impresionante de como aún hoy existen muchas personas que se aferran a sus bienes materiales. Sin embargo, ¿sabía usted que Dios nos ofrece riquezas seguras, adquiridas y conservadas para nosotros por Jesucristo, quien está en el cielo? ¿Posee usted la vida eterna, y con ella el gozo y la paz? ¡Jesucristo los da al que cree en Él con fe!
¿Sabe que el juicio caerá sobre la tierra como las cenizas del volcán? Desde hace dos mil años el libro del Apocalipsis, escrito en la época de la erupción del Vesubio, anuncia estos juicios que caerán sobre el mundo. Esto fue profetizado incluso desde mucho antes, pues dice en el Antiguo Testamento: «Ni su plata ni su oro podrá librarlos en el día de la ira del Señor» (Sofonías 1:18). Escuchemos lo que el Señor Jesús dice en el último libro de la Biblia: «Tú dices: Yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad; y no sabes que tú eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo» (Apocalipsis 3:17). Y usted, ¿ha hecho caso de estas riquezas? ¡Recíbalas mediante la fe en Jesús, quien las ofrece gratuitamente!
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