Vuélvase al Señor, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar. (Isaías 55:7)
Nuestro Dios es lento para la ira y grande en misericordia (Números 14:18), es más, se deleita en hacer misericordia: «¿Qué Dios como tú, que perdona la maldad, y olvida el pecado del remanente de su heredad? No retuvo para siempre su enojo, porque se deleita en misericordia» (Miqueas 7:18). En su Palabra encontramos muchos pasajes que nos hablan acerca de la misericordia de Dios:
«Vino a él un leproso, rogándole; e hincada la rodilla, le dijo: Si quieres, puedes limpiarme. Y Jesús, teniendo misericordia de él, extendió la mano y le tocó, y le dijo: Quiero, sé limpio» (Marcos 1:40-41)
«Con misericordia eterna tendré compasión de ti, dijo el Señor tu Redentor» (Isaías 54:8)
«Como el padre se compadece de los hijos, se compadece el Señor de los que le temen» (Salmo 103:13)
«Perdóname según la grandeza de tu misericordia» (Nehemías 13:22)
«Señor, no retengas de mí tus misericordias; tu misericordia y tu verdad me guarden siempre» (Salmo 40:11)
«Por la misericordia del Señor no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias. Nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad» (Lamentaciones 3:22-23)
«Los montes se moverán, y los collados temblarán, pero no se apartará de ti mi misericordia, ni el pacto de mi paz se quebrantará, dijo el Señor, el que tiene misericordia de ti» (Isaías 54:10)
«El Señor es muy misericordioso y compasivo» (Santiago 5:11)
Derramemos nuestros corazones delante de nuestro Dios, elevemos nuestras voces en gratitud a nuestro misericordioso Señor.
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