Versión en video: https://youtu.be/5McM2R3rcP0
El que es fiel en lo muy poco, también en lo más es fiel; y el que en lo muy poco es injusto, también en lo más es injusto. (Lucas 16:10)
En Lucas 16, El Señor Jesús relata la parábola del mayordomo infiel, mostrando una verdad esencial sobre la responsabilidad que tenemos como administradores de lo que Dios nos ha confiado. Esta parábola nos desafía a reflexionar sobre nuestra mayordomía cristiana, entendiendo que todo lo que poseemos: tiempo, talentos, recursos, e incluso nuestras relaciones, no nos pertenece, sino que somos administradores de lo que Dios nos ha dado y, por tanto, se nos ha de pedir cuenta. Bien lo decía el apóstol Pablo:
Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo. (2 Corintios 5:10)
Dios nos llama a ser fieles en lo poco para que podamos ser confiables en lo mucho. No importa si hemos recibido grandes o pequeñas responsabilidades, lo importante es la actitud con la que administramos lo que Dios nos ha conferido. Si somos negligentes con lo pequeño, ¿cómo podremos ser confiables en lo grande?
Cristo también nos enseña que no podemos servir a dos señores: no podemos servir a Dios y al dinero. Esto nos invita a examinar nuestro corazón y nuestras prioridades. ¿Estamos poniendo nuestra confianza en las riquezas materiales o en el Proveedor de todo? La mayordomía cristiana comienza con un corazón rendido a Dios, reconociendo que todo proviene de Él y que nuestra vida misma le pertenece.
Entonces, hermanos, ¿estamos siendo fieles en las pequeñas áreas de nuestras vidas, como nuestro tiempo de oración, nuestras relaciones y el uso de los recursos que Dios nos da? Así como el mayordomo astuto planeó para su futuro, nosotros debemos invertir en aquello que tiene valor eterno: compartir el Evangelio, mostrando el amor de Cristo y hacer tesoros en los cielos.
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