Esta pregunta se popularizó hace tiempo, gracias al libro En sus pasos de Charles M. Sheldon publicado en 1984. No sé si usted oyó alguna vez esta pregunta, pero en lo personal me pregunto ¿por qué un cristiano debe preguntarse tal cosa? Si en la Palabra de Dios encontramos toda la voluntad de Dios para que vivamos sabiamente. Por ejemplo, dijo el Señor:
También el Padre que me envió ha dado testimonio de mí. Nunca habéis oído su voz, ni habéis visto su aspecto, ni tenéis su palabra morando en vosotros; porque a quien él envió, vosotros no creéis. Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí; y no queréis venir a mí para que tengáis vida. (Juan 5.37-40 RVR60)
Él dijo: —«y ellas son las que dan testimonio de mí». Entonces, ¿será necesario que andemos por la vida preguntándonos qué haría Jesús? Lo cierto es que no, porque tenemos en su Palabra todas sus ordenanzas y mandatos. Si es que no la tuviéramos, claro, ahí sí deberíamos preguntarnos qué haría Dios en tal o cual caso. Sin embargo, tenemos el ejemplo del Señor Jesús plasmado desde 4 ángulos distintos. En Mateo lo vemos como el Rey de Reyes; en Marcos está como el esclavo (siervo) sumiso y obediente; mientras que en Lucas lo vemos como el Hombre perfecto; y por último, en Juan lo vemos como Dios mismo hecho carne.
Cuando leemos los evangelios, podemos ver al Señor Jesús desde su concepción hasta su muerte y resurrección. Le vemos actuar, hablar, orar, obrar milagros, leemos sus enseñanzas y sus reprensiones a los religiosos de la época, etc. Entonces, reitero la pregunta, ¿por qué habríamos de preguntarnos si lo que voy a hacer lo haría Jesús?
Sin siquiera mirar al Señor Jesús, en el Antiguo Testamento, tenemos ordenanzas prácticas sobre cómo debemos conducirnos en la vida diaria.
Si yo hago la voluntad de mi Padre celestial no tengo dudas; por ejemplo:
Guarda silencio ante Jehová, y espera en él. No te alteres con motivo del que prospera en su camino, por el hombre que hace maldades. Deja la ira, y desecha el enojo; no te excites en manera alguna a hacer lo malo. Porque los malignos serán destruidos, pero los que esperan en Jehová, ellos heredarán la tierra. (Salmos 37.7-9 RVR60)
Al leer estos versos, podemos ver cosas como que no debemos alterarnos si los malos prosperan en la vida, sin importar qué hagan de bien o de mal, porque su promesa es que ellos serán destruidos. Y por lo tanto, no necesitamos preguntarnos qué haría Jesús, si está claro que Dios nos da una indicaciones de lo que debemos hacer en este caso.
Mis hermanos, la Biblia, por así decirlo, es nuestro manual de instrucción y es debido a esto que debemos leerla, meditarla y estudiarla a diario; pero más importante aún es que la obedezcamos. Si así lo hacemos ya no andaremos con dudas en nuestros corazones, ni preguntándonos ¿qué haría Jesús?
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