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Qué hacer cuando somos ofendidos

  • 1 abr
  • 2 Min. de lectura


Versión en video: https://youtu.be/3f79b-QiQOE


Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia; soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros. (Colosenses 3:12–13)


Las ofensas son inevitables en la vida. En algún momento, alguien dirá o hará algo que nos herirá, y nosotros mismos, sin darnos cuenta, también podemos ofender a otros. ¿Cómo debe responder un hijo de Dios cuando es herido por las palabras o acciones de otra persona?


En Colosenses se nos da la clave: revestirnos del carácter de Cristo. Cuando alguien nos ofende, la reacción natural de la carne es responder con enojo, resentimiento o deseo de venganza. Pero la Biblia nos llama a un camino diferente: la misericordia, la benignidad, la humildad, la mansedumbre y la paciencia.


Dios no nos pide simplemente que “soportemos” a los demás en un sentido pasivo, sino que activamente los amemos y les extendamos el mismo perdón que hemos recibido de Cristo. ¿Cuántas veces hemos fallado delante de Dios? Y, sin embargo, en Cristo, encontramos gracia y perdón una y otra vez.


Perdonar no significa ignorar el daño ni justificar el mal, sino decidir conscientemente dejarlo en manos de Dios y no permitir que el rencor eche raíces en nuestro corazón. El perdón nos libera de la esclavitud del resentimiento y nos permite reflejar el amor de Cristo.


Si nos han ofendido, oremos y pidamos a Dios que nos ayude a vestirnos de su amor. Permitamos que su Santo Espíritu transforme nuestro corazón para que podamos extender gracia y perdón, así como Él lo ha hecho con nosotros.

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