Bueno es alabarte, oh Jehová, y cantar salmos a tu nombre, oh Altísimo. (Salmos 92:1)
Cuando estamos pasando por un mal momento, puede que no nos sintamos particularmente agradecidos. Sin embargo, aun en períodos de sufrimiento y temor podemos dar gracias a Dios por sus abundantes promesas y su bondad inalterable. Aunque es algo muy difícil de hacer. No obstante, cuando expresamos nuestra gratitud a Dios, se produce un maravilloso cambio en nosotros.
Henry W. Frost, misionero veterano en la China, descubrió esto por sí mismo. Él dijo: «Había recibido noticias tristes de casa y densas sombras cubrían mi alma. Oré, pero la oscuridad no se desvaneció. Me dije que debía soportarlo, pero la oscuridad solo se hizo más espesa. Luego fui a una estación y vi en la pared del edificio de la misión estas palabras: Prueba dar gracias. Lo hice, y en un momento desapareció toda sombra, para no volver jamás. Sí, puedo decir que el salmista estaba en lo cierto: ‘Bueno es alabarte, oh Jehová’».
Tal vez hayas sentido recientemente una sombra sobre su vida espiritual. O quizás, esté luchando bajo pesadas cargas que parecen insostenibles. Si es así, incline su cabeza y dé gracias al Señor por todo lo que Él ha hecho por usted. Dígale que sabe que Él lo ama y que cree que no lo ha abandonado. Exprésele su gratitud por su salvación, por la vida misma, y por las cosas buenas que le ha dado. Luego de ello empezará a experimentar por usted mismo la bendición de dar gracias a Dios en todo, tal como su Palabra nos lo manda:
Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús. (1 Tesalonicenses 5:18)
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