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  • Foto del escritorAlexis Sazo

Nunca te rindas



No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos. (Gálatas 6:9)


Mientras Hitler montaba su ataque contra Inglaterra durante la segunda guerra mundial, a Winston Churchill le pidieron que hablara a un grupo de londinenses que se sentían desanimados. Él les dio aliento pronunciando estas ocho palabras: «¡Nunca se rindan! ¡Nunca, nunca, nunca se rindan!»


Mis hermanos, habrá momentos en los que nos sentiremos desanimados en nuestro andar como cristianos, pero no debemos rendirnos, nunca, nunca, nunca, tal como decía Churchill. Aunque nos cueste verlo, pero los desánimos y las dificultades tienen un lado positivo; la lucha contra el pecado siempre nos lleva al único lugar en donde podremos encontrar la verdadera ayuda, es decir, nos hace regresar a Dios, y es allí que debemos aferrarnos a Él con todas nuestras fuerzas. Bien dice Dios en su Palabra:


Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas. No seas sabio en tu propia opinión; teme a Jehová, y apártate del mal; porque será medicina a tu cuerpo, y refrigerio para tus huesos. (Proverbios 3:5–8)


En los duros momentos en los que nos podamos ver envueltos necesitamos resistir, manteniendo la obediencia a Dios y su Palabra en las altas y las bajas, en las victorias y las derrotas. Mis hermanos, nuestras vidas están llenas de un «volver a intentarlo», porque ciertamente tropezamos y caemos muchas veces; pero nunca debemos olvidar que Dios está con nosotros, obrando en nuestras vidas con el fin de lograr sus propósitos (Filipenses 1:6; 2:13). Nunca le creas al mentiroso de Satanás, pues Dios «está contigo en la balsa» mientras cruzas la tormenta, así como lo estuvo con los apóstoles en el mar de Galilea. Y aunque parezca que la embarcación se hunde y que Dios «está dormido», la verdad es que está en control y pronto hará callar al viento y al mar.


Así que, sin importar las circunstancias que nos rodeen, tenemos que seguir buscando hacer la voluntad de nuestro Dios y salvador hasta el día en que estemos delante de su presencia y nuestra obra esté acabada. Pero recordemos esto, Dios es constante, no cambia (Malaquías 3:6) y prometió ayudarnos, y Él no desistirá nunca, nunca, nunca.


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