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  • Foto del escritorAlexis Sazo

Nuestra rebeldía




Pero los rebeldes y los pecadores serán destruidos por completo, y los que abandonen al Señor serán consumidos. (Isaías 1.28 NTV)

Muchas veces cuando leemos en las escrituras sobre la rebeldía, automáticamente pensamos en las personas que no han querido recibir el regalo divino de la Salvación, esto debido a que la gran mayoría de los creyentes que leen la Biblia, se concentran mayoritariamente en el Nuevo Testamento; no obstante, Dios en su Palabra habla sobre la rebeldía de aquellos que eran suyos, especialmente en el Antiguo Testamento, el cual fue escrito para que viéramos los malos ejemplos y no los siguiéramos. Que es lo que el apóstol Pablo -hablando de Israel-, le dice a los corintios:


Mas estas cosas sucedieron como ejemplos para nosotros, para que no codiciemos cosas malas, como ellos codiciaron. Y estas cosas les acontecieron como ejemplo, y están escritas para amonestarnos a nosotros, a quienes han alcanzado los fines de los siglos. (1 Corintios 10.6 y 11)

Porque seamos honestos, cuántas cosas que hemos entendido que Dios desea de nosotros, pero aún así no las hacemos porque somos rebeldes a sus mandamientos. Es que el solo hecho de saber qué es lo que debemos hacer, pero no lo hacemos es un pecado, conforme a las escrituras.


Recuerden que es pecado saber lo que se debe hacer y luego no hacerlo. (Santiago 4.17 NTV)

Es que cuando somos rebeldes a Dios, literalmente nos volvemos como los religiosos de la época del Señor Jesús, ya que Él les dijo:


Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías, cuando dijo: Este pueblo de labios me honra; mas su corazón está lejos de mí. (Mateo 15.7–8 RVR60)

No debemos imitar aquellos malos ejemplos, sino que tenemos que hacer lo que Dios desea que hagamos. Es que para Dios la rebeldía no es un pecado tan sencillo, Él las compara con la idolatría y la hechicería:


Porque la rebelión es como pecado de adivinación, y la desobediencia, como iniquidad e idolatría. (1 Samuel 15.23 LBLA)

La forma más común de rebeldía entre la cristiandad de hoy en día es la de tergiversar las escrituras, pero a los ojos de Dios, cambiar siquiera un ápice de sus mandamientos, es virtualmente imposible:


Porque en verdad os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, no se perderá ni la letra más pequeña ni una tilde de la ley hasta que toda se cumpla. Cualquiera, pues, que anule uno solo de estos mandamientos, aun de los más pequeños, y así lo enseñe a otros, será llamado muy pequeño en el reino de los cielos; pero cualquiera que los guarde y los enseñe, éste será llamado grande en el reino de los cielos. Porque os digo que si vuestra justicia no supera la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos. (Mateo 5.18–20 LBLA)

Así que, hermanos, abandonemos nuestras rebeldía y seamos obedientes a Dios para que así nos vaya bien.


Asegúrate de obedecer todos mis mandatos, para que te vaya bien a ti y a todos tus descendientes, porque así estarás haciendo lo que es bueno y agradable ante el Señor tu Dios. (Deuteronomio 12.28 NTV)

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