No te jactes del mañana

No te jactes del día de mañana, porque no sabes qué dará de sí el día. (Proverbios 27:1) 

Cada día es un regalo de Dios. En Proverbios 27:1, se nos advierte sobre la tentación de jactarnos o confiar en lo que ocurrirá mañana. Este versículo nos recuerda que nuestra vida está en las manos de Dios, no en nuestras propias fuerzas o planes. Muchas veces planificamos el futuro con gran seguridad: nuestras metas, proyectos y deseos parecen estar bajo nuestro control. Sin embargo, la realidad es que no conocemos lo que traerá el mañana. Solo Dios, quien es eterno y soberano, conoce nuestro futuro. Este recordatorio nos invita a vivir con humildad y dependencia diaria en Él.

Dios nos llama a vivir el hoy con sabiduría y obediencia. Es fácil postergar nuestra devoción, servicio o incluso nuestra entrega total a Dios para un “mañana” que tal vez nunca llegue. Debemos aprovechar cada día para crecer en nuestra relación con Él, servir a otros y cumplir su propósito. Este versículo también nos invita a confiar en Dios frente a la incertidumbre. No debemos preocuparnos o angustiarnos por lo que vendrá, sino descansar en que Dios tiene un plan perfecto. El Señor Jesús nos enseñó en Mateo 6:34: «Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su propio afán. Basta a cada día su propio mal».  

Mis hermanos, no somos dueños del tiempo ni de nuestra propia vida. Santiago 4:14 lo expresa de esta manera: «¿Qué es vuestra vida? Ciertamente, es neblina que se aparece por un poco de tiempo, y luego se desvanece». Esta realidad nos lleva a reflexionar sobre cómo estamos viviendo hoy. ¿Estamos invirtiendo nuestro tiempo en lo que verdaderamente importa: nuestra relación con Dios y con los demás?

No nos jactemos del mañana, ni vivamos como si tuviéramos el control de todo. En su lugar, entreguemos nuestra vida diaria a Dios, confiemos en su sabiduría, soberanía y busquemos su voluntad en cada decisión. Vivamos con propósito, sabiendo que cada día es una oportunidad para glorificarlo y cumplir lo que nos ha mandado.