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  • Foto del escritorIris P.

NO HAY EXCUSA



«Mayor es Dios que el hombre. ¿Porque contiendes con Él? Porque Él no da cuenta de ninguna de sus razones. Sin embargo, en una o dos maneras habla Dios; pero el hombre no entiende. Dios habla a la gente, mientras duerme, en visión nocturna, cuando cae en sueño profundo, cuando se adormecen sobre el lecho. Entonces revela al oído de los seres humanos. He aquí, todas estas cosas hace Dios. Dos o tres veces con el hombre, para apartar su alma del sepulcro y para iluminarlo con la luz de los vivientes». (Job 33.12-16, 29-30)


Ninguna persona en la sociedad occidental puede decir que nunca ha escuchado de Dios. Es más, nadie puede decir que no sabe de Dios, ya que su Palabra (como se lee más arriba) dice que Él habla con el hombre mientras duerme. Eso sin mencionar que podemos leer el libro que nos dejó, la Biblia. Además del sin fin de hombres y mujeres que incansablemente hablan de Dios y pregonan las buenas nuevas de salvación.


Solo en Dios tenemos salvación, específicamente en Jesús, pues dice la Biblia:


Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos. (Hechos 4.12)


Y aun así, si jamás en su vida haya oído hablar de Dios o escuchado su Palabra, de todas formas no tenemos excusa, porque la siguiente razón:


Porque las cosas invisibles de él (Dios), su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa. (Romanos 1.20–21)


Tal como puede leer, no hay excusa.


Viene un día en el cual todos los seres humanos tendremos que dar cuenta de qué hicimos acá en la tierra con todo el tiempo que Dios nos dio. Y cuando ese día llegue y nos pregunte: —¿qué hiciste con la Palabra que te di? ¿Y qué has hecho con la vida que te di? ¿Nunca tuviste tiempo para mí?


Estamos cada día más cerca de la segunda venida de Cristo; pero a diferencia de la primera vez que vino, esta vez ya vendrá como un humilde y manso Salvador, sino que vendrá como el Juez de toda la tierra. Hace más de dos mil años dijo: «No he venido a condenar al mundo, sino a salvar al mundo» (Juan 12.44). Pero la gente del mundo persiste en ignorarlo y rechazarlo. Ya no es tiempo de rechazar el llamado del Señor, porque ninguno de nosotros sabe cuándo ha de partir de este mundo.


Jesús dijo: —Al que a mí viene, no le hecho fuera (Juan 6.37). Entonces, ¿qué esperas amigo para acudir al llamado de Dios?


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