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  • Foto del escritorAlexis Sazo

MIRAD CÓMO ANDÉIS



Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios. (Efesios 5.15 RVR60)

La palabra andar es usada en la Biblia para describir cómo debemos vivir como cristianos. Primeramente nos habla de movimiento, nos dice de alguien que avanza en la senda de la vida. En segundo lugar pone énfasis en que este andar debe ser hecho cuidado en dónde anda y cómo lo hace.

Creo que ninguno de nosotros quiere caer, ni tampoco quiere quedarse detenido sin progresar en esta carrera espiritual (Hebreos 12.1). Por eso es que el llamado del apóstol Pablo es no solo a movernos continuamente, sino a estar atentos al camino por donde vamos transitando.

El 07 de agosto de 1974, un francés llamado Philippe Petit, cruzó las Torres Gemelas en una cuerda floja sin ningún tipo de protección alguna. Las torres aún no estaban completamente finalizadas cuando este hombre ejecutó tal hazaña. Caminó sobre un cable hecho de hierro a una altura de 411 metros. El espectáculo fue montado en secreto, pues Philippe y sus amigos tuvieron que evitar a los guardias del edificio, así como el ser descubiertos antes de poder ejecutar su acto. Cuando la policía llegó al lugar, ya era tarde, pues el hombre estaba sobre el cable y nada podían hacer. Esta hazaña inspiró una película en 2015 llamada The Walk.

Podemos intuir que este hombre, mientras estaba sobre la cuerda, no pensaba en la fama o en los titulares de los periódicos, sino que su mente no tenía otro pensamiento que no fuera cada paso que daba hasta llegar al otro lado. Si dejara que sus pensamientos vagaran por un momento para pensar en otro asunto aunque fuese legítimo, caería al vacío. El hombre se mantuvo balanceado sobre la cuerda pensando en una sola cosa, los pasos que tuvo que dar. Requirió un alto nivel de concentración.

Pensando en el andar de los creyentes de Éfeso, el apóstol Pablo les habló tres veces del cuidado necesario que los creyentes en Cristo debemos tener en nuestro andar. Dice su Palabra:

Os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados. (Efesios 4.1 RVR60)

Esto digo, pues, y afirmo juntamente con el Señor: que ya no andéis así como andan también los gentiles, en la vanidad de su mente. (Efesios 4.17 LBLA)

El texto de cabecera exhorta que el andar nuestro sea con diligencia. Por ejemplo, una persona que anda en una calle de tierra llena de charcos y barro después de una lluvia, camina cuidando cada paso y se esfuerza por no dar un paso en falso. Estamos rodeados de tentaciones y el mundo nos atrae y seduce ofreciéndonos sus placeres y ventajas. Por eso, el equilibrista nos deja una buena lección, pues se concentraba en todo el trayecto dónde ponía los pies para no caer. Debemos seguir el mandato divino: Mirad, pues, con diligencia cómo andéis.


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