Alexis Sazo
Más alarmistas

A algunos que dudan, convencedlos. A otros salvad, arrebatándolos del fuego. (Judas 22–23a)
Si una persona ve arder una casa en llamas y hace todo lo posible por rescatar a sus ocupantes, ¿no lo proclamarían héroe? Entonces, ¿por qué cuando un cristiano que acepta lo que Dios dice en la Biblia acerca del infierno, y trata de advertir a las personas, lo ridiculizan como que es alarmista? ¿No estamos haciendo lo mismo que aquel que salva a las personas del incendio?
En Génesis 19 —capítulo que relata el destino de Sodoma y Gomorra—, leemos de una situación como esta. Lot, el sobrino de Abraham, fue advertido por Dios que Sodoma y Gomorra serían destruidas. Dice su Palabra: «Entonces salió Lot y habló a sus yernos, los que habían de tomar sus hijas, y les dijo: Levantaos, salid de este lugar; porque Jehová va a destruir esta ciudad. Mas pareció a sus yernos como que se burlaba» (Génesis 19:14). Lot estaba en lo cierro, les hizo la advertencia, pero de todas formas no le creyeron, porque sus ojos no vieron la amenaza, sin embargo, el juicio llegó.
Uno de estos días, la ira de Dios será derramada de nuevo sobre los malvados de la tierra. Claro, los creyentes seremos librados de su ira, porque nuestros pecados han sido perdonados por la gracia de Dios. No obstante, no debemos quedarnos conforme con esto, sino que debemos advertirles a las personas del horrendo destino que les espera si rechazan el regalo de cristo.
Esto no es algo que podamos obviar, puesto que es un mandamiento del Señor: «Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que creyere, y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado» (Marcos 16:15–16). Por tanto, hemos de hablarles a los incrédulos de la única manera en que pueden escapar del castigo, esto es, de la cruz de Cristo. Puede que ridiculicen nuestro mensaje y se rían de nosotros, pero eso no cambia los hechos. Así que, mientras tengamos oportunidad, sigamos trabajando para llevar a las personas a la seguridad del alma que solo se halla en Cristo. Este mundo necesita más «alarmistas».
Entonces dijo a sus discípulos: A la verdad la mies es mucha, mas los obreros pocos. Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies. (Mateo 9:37–38)