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Lo más importante de nuestras vidas




Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón. (Mateo 6:21)


La industria de las aerolíneas se referían a David Phillips, como «el hombre de los budines». Eso es porque él sacó el máximo provecho de una promoción de una aerolínea que ofrecía millas de viajero frecuente por comprar cierta marca de productos. Philips gastó la cantidad de 3000 dólares, para comprar un total de 12.150 vasos de budín, y, en el proceso, se ganó 1,25 millones de millas. Hubo una época que parecía que toda su vida giraba alrededor de obtener millas de viajero frecuente, es decir, que lo más importante para él era ganar más y más millas de viajero.


Ahora, cuando la gente observa nuestras vidas, ¿qué ve como lo más importante para nosotros? A los amigos de Pablo les resultaba fácil identificar lo más importante de su vida. Él mismo dijo: «Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús» (Filipenses 3:13–14).


Incluso, si en la época de Pablo hubiera habido «millas de navegantes frecuentes», dudo que él le hubiera prestado mucha atención en sus viajes misioneros a Asia. Únicamente Cristo estaba en el primer lugar de su lista de prioridades, todo lo demás era secundario, bien les decía a los hermanos de Colosas: «para que en todo tenga la preeminencia» (Colosenses 1:18).


El ejemplo del apóstol y su devoción por Cristo, nos llama a examinar nuestras prioridades de vida. Pregunto: ¿Qué es lo más importante para nosotros? ¿En qué estamos empleando nuestra vida? ¿Qué lugar le estamos dando al Señor Jesús en nuestros corazones? ¿Ocupa, verdaderamente, Él el primer lugar en nuestras vidas?


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