Los discípulos estaban llenos de gozo y del Espíritu Santo. (Hechos 13:52)
En varias partes del libro de Hechos, leemos que los primeros cristianos que estaban llenos del Espíritu Santo. Sin embargo, no es un privilegio reservado para una categoría «especial» de personas, o para los que tienen dones sobresalientes, sino que cada creyente debería desear estar lleno del Espíritu Santo, porque esta es la voluntad de Dios para todos sus hijos. En su Palabra nos dice: «Sed llenos del Espíritu» (Efesios 5:18), lo cual es un mandamiento, ¿lo cumplimos?
Conforme a las Escrituras, para estar llenos del Espíritu Santo, debemos andar de una manera digna de Él:
Se nos dice: «No contristéis al Espíritu Santo de Dios» (Efesios 4:30). Si hacemos lo malo y si vivimos para nosotros mismos, entonces contristamos al Espíritu Santo, y Él no nos llenará. Si no oímos su voz, ¿cómo nos podrá guiar? Porque dice: «Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, estos son hijos de Dios» (Romanos 8:14).
La Biblia también nos dice: «No apaguéis al Espíritu» (1 Tesalonicenses 5:19). ¿Cuándo hacemos esto? Cuando no hacemos lo que nos manda hacer. Por ejemplo, Dios nos pide que oremos, que prediquemos a los que nos rodean o que ayudemos a un hermano necesitado. No obstante, si no lo hacemos, entonces estamos apagando al Espíritu.
Pablo les dijo a los gálatas: «Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne» (Gálatas 5:16). Desde un punto de vista de la vida cotidiana, andar en el Espíritu es hacer callar lo que sale de nuestro corazón malo, de nuestra vieja naturaleza, y vivir bajo el dominio de Dios a través de la nueva naturaleza que poseemos por la fe en Cristo Jesús. También es vivir en estrecha comunión con el Señor Jesús, buscando su voluntad. En otras palabras, es vivir en su presencia, aferrándonos a su mano. ¿Estamos viviendo así?
Comments