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Lengua desempleada



Mas yo os digo que de toda palabra ociosa que hablen los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio. Porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado. (Mateo 12:36–37)


En los distintos medios de información se ha estado anunciando que este 2023 habrá una recesión económica mundial. Por norma general, las recesiones económicas conducen inevitablemente a un aumento del desempleo. Y mientras más alto sea el porcentaje de desempleados, más serán los problemas con los que tienen que lidiar los gobiernos y las agencias de ayuda social.


El mismo principio se aplica a nuestra habla, más específicamente a nuestras lenguas. Los versículos del encabezado lo dicen claramente: «… de toda palabra ociosa que hablen los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio». La palabra ociosa literalmente significa «desempleada», que no tiene nada que hacer. Cuando nuestras lenguas están «desempleadas», es decir, cuando no se usan para fines constructivos y útiles, somos más propensos a meternos en problemas por ella. Nos resulta fácil decir cosas irrespetuosas, calumniadoras, crueles o inmorales. De ahí que su Palabra nos diga:


Hablando entre vosotros con salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones. (Efesios 5:19)


Son muchas las advertencias que hay en la Biblia contra el uso pecaminoso de las palabras. Por ejemplo, dice: «El que propaga calumnia es necio. En las muchas palabras no falta pecado» (Proverbios 10:18–19). Por lo tanto, hermanos, que nuestro hablar sea siempre edificante, productivo y prudente, para que así no haya palabras pecaminosas de las que tengamos que dar cuenta, evitando así mantener nuestra lengua «desempleada».


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