Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí. (Juan 5:39)
Poco después de que publicaron la novela Lo que el viento se llevó, una joven mujer se sentó al lado de un profesor de historia durante una cena. Tratando de entablar una conversación, ella le preguntó si lo había leído. «No» —contestó el profesor. La mujer le advirtió: «Mas vale que se apure. Ya hace seis semanas que salió a la venta». Entonces el profesor inquirió: «¿Ha leído usted La divina comedia de Dante?» «No» —dijo la mujer. A lo que el profesor le respondió: «Mas vale que se apure. Ya hace unos 600 años que salió».
Hoy en día, las imprentas de todo el mundo, publican un sinnúmero de libros que tocan toda clase de temas a un ritmo vertiginoso. Aun si lo único que hiciéramos fuera leer, de todas formas jamás podríamos seguirle el paso a la cantidad de libros que se publican. Eso quiere decir que debemos discriminar y discernir qué leer y qué ignorar.
No obstante, existe un libro que no podemos –ni debemos– ignorar, este es: La Biblia, es decir, la Palabra de Dios inspirada; que tal como leemos en el encabezado «ellas son las que dan testimonio» del Señor Jesús.
Las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús. Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra. (2 Timoteo 3:15–17)
Aunque existen muchos libros importantes, únicamente la Biblia nos habla de las buenas nuevas de Dios. Solo en la Biblia encontramos el único camino por el cual podemos acercarnos a Dios y llegar hasta su presencia. Exclusivamente en ellas encontramos la vida, la salvación del alma y cómo agradar a Dios. Por lo tanto, asegurémonos de darle a este libro divino el lugar que se merece, haciéndola una lectura obligatoria en nuestras vidas.
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