Fieles son las heridas del que ama; pero importunos los besos del que aborrece. (Proverbios 27:6)
En este pasaje de Proverbios, se nos presenta una gran verdad sobre la amistad y la corrección. Vivimos en un mundo donde es fácil rodearse de personas que nos halagan o que evitan confrontarnos con la verdad. Pero la Biblia nos enseña que un verdadero amigo, alguien que realmente te ama, no dudará en señalar tus errores o corregirte cuando sea necesario, aunque duela.
Las «heridas» de un amigo fiel no son para lastimarnos o hacernos sentir mal, sino para ayudarnos a crecer. Dios usa a los hermanos que nos aman para confrontarnos en nuestras debilidades o en áreas donde necesitamos cambiar. Es más fácil escuchar palabras dulces, pero esas palabras a veces solo sirven para ocultar la verdad y mantenernos en la mediocridad espiritual. El que verdaderamente nos ama, nos dirá la verdad, aunque duela, porque su meta es nuestro bien y madurez en Cristo.
En contraste, el pasaje también nos habla de los «besos» del que aborrece. Estos son falsos elogios o palabras vacías que te llenan de orgullo, pero que en el fondo no buscan nuestro bien. En la Biblia, un ejemplo claro de esto es Judas, quien traicionó al Señor Jesús con un beso. Su gesto exterior de afecto escondía un corazón lleno de traición.
Mis hermanos, ¿qué tipo de amistad valoramos más? ¿La que siempre nos dice lo que queremos oír, o la que, aunque duela, nos dice la verdad para que crezcamos? También, debemos preguntarnos si nosotros estamos siendo esos amigos fieles que con amor ayudan a los demás a crecer en su caminar con Dios.
En conclusión, pidámosle a Dios que nos rodeemos de amigos que nos amen lo suficiente como para decirnos la verdad y, asimismo, pidamos que nos ayude a ser ese tipo de amigo para los demás. La corrección, cuando viene del amor, es una de las maneras más poderosas en las que Dios nos transforma.
Con misericordia y verdad se corrige el pecado, y con el temor de Jehová los hombres se apartan del mal. (Proverbios 16:6)
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