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  • Foto del escritorAlexis Sazo

La resurrección



Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos. (1 Pedro 1.3 RVR60)


La resurrección del Señor Jesús de entre los muertos es la piedra angular de la Salvación, es decir, que si Cristo no hubiera resucitado, no habría salvación como la conocemos. Si uno quita la piedra angular de la resurrección, la estructura completa de la salvación se desmorona.


Las buenas nuevas del evangelio son que Cristo murió por nuestros pecados (1 Co 15.3), y que resucitó al tercer día (1 Co 15.4). La resurrección del Señor es la prueba de que su muerte expió el pecado, tal como dice en Hebreos:


Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo, y librar a todos los que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre. (Hebreos 2.14–15 RVR60)


Tal como nos dice su Palabra en Romanos, la paga del pecado es muerte (Romanos 6.23), esto significa que basta el pago de un solo pecado es la muerte. Y tal como nos dice Pablo en esta misma carta, un solo pecado trajo la maldición de la muerte a toda la humanidad (Romanos 5.12-15). Y si el Señor Jesús hubiese pagado por todos los pecados, excepto uno, no habría podido resucitar, porque un solo pecado hubiese sido suficiente para mantenerlo en la tumba.


La resurrección de nuestro Señor fue prueba de que había pagado el precio completo de redención. Cuando clamó: «Consumado es» (Juan 19.30), la obra quedó completa. Dios se satisfizo completamente con el sacrificio de su Hijo en la cruz del Calvario, y su resurrección es la prueba máxima de ello.


Esa victoria no debería recordarse en un momento especial de la semana, mes o año, sino que debería hacerse cada día, por cada uno de los que hemos recibido el regalo de la salvación. Sí, es hermoso recordarlo cada primer día de la semana; no obstante, esta maravillosa verdad debe estar siempre presente en nuestras mentes y corazones, para así hacernos elevar alabanzas y adoración continua a nuestro Dios.


Mis hermanos, es debido a que Cristo resucitó, a que conquistó la muerte y venció a la muerte es que podemos vivir en el gozo de una salvación completa. Es gracias a su resurrección que un día, aunque muramos en este mundo, nos levantaremos de la tumba para reunirnos con Cristo en las nubes durante su segunda venida (1 Co 15.51-52).


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