La obra de Cristo en la cruz
- 11 ago 2024
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Anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz. (Colosenses 2:14)
La obra de Cristo en la cruz es el acto central de la redención y la esperanza de todo cristiano. En el pasaje del encabezado, el apóstol Pablo nos ofrece una poderosa imagen de lo que nuestro Señor Jesús logró mediante su sacrificio. Este versículo nos recuerda que Cristo anuló el «acta de los decretos» que había contra nosotros. Pero, ¿qué significa esto?
En tiempos antiguos, el acta de los decretos era una especie de documento legal que enumeraba las deudas y las ofensas de una persona. Espiritualmente, todos teníamos un acta escrita en nuestra contra, un registro de nuestros pecados y transgresiones que nos separaba de Dios. Esta acta era una barrera insalvable que nos condenaba y nos alejaba de la vida eterna. Sin embargo, la buena noticia del evangelio es que el Señor, en su infinita misericordia y amor, tomó esa acta y la anuló. No la borró simplemente, sino que la quitó de en medio y la clavó en la cruz. Este acto no solo significa que nuestros pecados han sido perdonados, sino que la deuda completa ha sido pagada. La cruz de Cristo es el lugar donde la justicia divina y el amor infinito se encuentran.
Es maravilloso pensar que, únicamente, la obra de Jesucristo en la cruz es la que pudo anular todo nuestro pecado. Y más increíble aún, es que no hay pecado tan grande que su sangre no pueda borrar. Tras aceptar este regalo con fe, debemos mostrar la mayor de las gratitudes, puesto que nuestros actos nos hacen merecedores de la condenación eterna, sin embargo, lo que hemos recibido es el perdón eterno de Dios.
Y el saber que nuestra deuda ha sido cancelada nos libera de la culpa y la condena, por tanto, podemos vivir en plena libertad en Cristo. Es más, estamos llamados a vivir en la libertad que Cristo nos ha dado, dejando atrás el peso del pecado y caminando en la nueva vida que Él nos ofrece (Hebreos 12:1–2).
Elevemos nuestras voces y digamos: ¡Señor Jesús, gracias por tu sacrificio en la cruz! Gracias por anular el acta de los decretos que había en contra de mí y por darme una nueva vida. Pidamos a Dios que nos ayude a vivir en la libertad y la gracia que se nos ha otorgado, asimismo, a compartir este mensaje de esperanza con otros. Amén.
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