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LA OBEDIENCIA QUE AGRADA A DIOS



Y aunque era Hijo, por lo que padeció aprendió la obediencia. (Hebreos 5.8 RVR60)

Porque he descendido del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad Del que me envió. (Juan 6.38 RVR60)

Jesús, el Hijo de Dios, se humilló hasta lo sumo, para agradar a su Padre en todo; por eso su Padre dijo: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia (Mateo 3.17 RVR60). Hermanos, el Dios encarnado, además descendió para librarnos del pecado y hacernos un pueblo apartado para Él, trasladándonos a su luz admirable (1 P 2.9). Mientras que el Padre nos escogió en su Hijo para que nos mantuviéramos santos y sin manchas (Ef 1.4) y apartados del mundo (2 P 1.4). Pero aún hoy el mundo no lo quiere recibir como el salvador de sus vidas. Sin embargo, nosotros como su pueblo ¿estamos siendo obedientes a Dios en toda nuestras vidas? ¿Seguimos verdaderamente los pasos del Señor? Dice su Palabra:

Ninguno que milita se enreda en los negocios de la vida, a fin de agradar a Aquel que lo tomó por soldado. (2 Timoteo 2.4 RVR60)

Hermanos, ¿por qué nos cuesta tanto ser obedientes a la Palabra de Dios? ¿No tenemos acaso el perfecto ejemplo de nuestro Señor? ¿Será que nos está faltando más comunión con nuestro Señor? Por ejemplo, en la oración, en la lectura de su Palabra y en el estudio de la misma? Hermanos, estamos perdiendo preciosas bendiciones o ¿será que nos hemos acostumbrado a no verle en nuestras vidas y a no desear su presencia?

Es doloroso ver que lo que dijo Dios hace tanto tiempo es lo mismo que vemos ahora

Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento. Por tanto, el pueblo sin entendimiento caerá. (Oseas 4.6, 14 RVR60)

Es que de nada sirve decirle: “te amo Dios”, si no queremos obedecerle, pues la obediencia es una expresión de amor hacia Él. No sirve vivir apartando a Dios cada día y postear algo en las redes sociales, ya sea un versículo bíblico o una frase bonita, si en nuestras vidas no hay un solo rastro de que somos cristianos, pues vivimos exactamente igual que el mundo. Tomemos conciencia, porque lo que Dios más desea de nosotros es nuestra obediencia.

¿Por qué no obedeceremos mucho mejor al Padre de los espíritus, y viviremos? (Hebreos 12.9 RVR60)


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