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La obediencia, el sello del Señor



Después de esto, sabiendo Jesús que ya todo estaba consumado, dijo, para que la Escritura se cumpliese: Tengo sed. (Juan 19:28)


Mientras el Señor Jesús estuvo en la cruz, habló siete veces; y en cada oportunidad hubo un propósito puntual. Por ejemplo, cuando dijo: —tengo sed, había mucho más detrás de esa frase que el solo hecho de querer saciar su sed. Resultó ser otra prueba más de que su muerte —y lo que obtuvo a través de ella—, había sido previsto con siglos de anticipación.


El texto de cabecera tiene importancia por tres razones:

1. El Señor sabía que el sufrimiento por el pecado había terminado.

2. También sabía que quedaba una profecía del Antiguo Testamento relacionada con su muerte sin cumplir.

3. Y, por tanto, sabiendo que era de suma importancia  cumplir las Escrituras, se sometió a ellas obedientemente.


El Señor Jesús, sabía que al término de las tres horas de tinieblas, todo el sufrimiento para quitar el pecado habría finalizado y no tendría que sufrir nunca más. Él había hecho todo lo que la justicia divina exigía en lo que se refiere al pecado del hombre. Sin embargo, todavía no entregaba su espíritu al Padre; ¿por qué? Porque Él sabía que le quedaba una profecía por cumplir:


Y en mi sed me dieron a beber vinagre. (Salmo 69:21)


Este salmo fue escrito cientos de años antes; y específicamente dice que en su sed le darían a beber vinagre. Si bien, en un principio, cuando recién le crucificaron, le ofrecieron vino mezclado con mirra, pero el Señor la rechazó. La mirra se deriva de la resina seca de árboles del desierto, Commiphora myrrha y otras especies; y era usada en la elaboración de perfumes y compuestos medicinales. Aunque debido a sus cualidades analgésicas, la mirra se mezclaba con alguna bebida, la que era ofrecida a los torturados. Pero para cumplir todas las profecías, bebió el vinagre que le ofrecieron.


La lección para nosotros, al ver el ejemplo del Señor, es la importancia de obedecer a la Palabra de Dios al pie de la letra, y no conforme a lo que a nosotros nos parece. Mis hermanos, aunque nos parezca difícil, debemos seguir el ejemplo de nuestro Señor, especialmente cuando nos encontremos atravesando momentos difíciles en nuestra vida; ya que por su obediencia perfecta, pudo exclamar al final: —¡Consumado es!


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