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  • Foto del escritorAlexis Sazo

La fe, más que la certeza de lo que se espera


Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve. (Hebreos 11:1)

Cuando pensamos en la «fe», por lo general, se nos viene a la mente el versículo del encabezado. Sin embargo, en la Biblia, esta palabra no tiene un único significado. Veamos algunos de ellos:

La Fe es creer. La fe, para salvación, significa confiar plenamente en Jesucristo, el Hijo de Dios, como el único «mediador entre Dios y los hombres» (1 Timoteo 2:5). Basta con usar la fe, tal como dice su Palabra: «cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo» (Hechos 16:31). Ya que, no es por obras, sino que es «por gracia sois salvos por medio de la fe» (Efesios 2:8).

La fe no es solo el punto de partida de nuestras carreras espirituales, también es la razón de nuestras oraciones. Es por esto que los discípulos le pidieron al Señor: «Auméntanos la fe» (Lucas 17:5). Por medio de ella el creyente se encomienda a Dios, reconociendo su poder y su fidelidad para mantener sus promesas. Por eso dice en Santiago: «Pero pida con fe, no dudando nada» (Santiago 1:6).

La fe también es el móvil y la fuerza en la vida del creyente. El apóstol Pablo declaró: «Por fe andamos, no por vista» (2 Corintios 5:7). Entonces, podemos decir que es la energía interior que nos permite avanzar en nuestra carrera espiritual; porque «el justo vivirá por fe» (Hebreos 10:38).

La fe también nos ayuda a combatir en el plano espiritual. Su Palabra nos dice que somos llamados a contender «ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los santos» (Judas 3).

Así que, hermanos, la fe no es solamente «a certeza de lo que se espera», sino que es un vínculo permanente con Él en todos los aspectos de nuestra vida de manera diaria.


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