La hipergracia es un término ideado por el hombre en la que ven a la gracia como lo que les da a los creyentes la libertad de actuar como se les plazca, sin consecuencias y sin tomar en cuenta los estándares de Dios. Esta falsa doctrina se basa en la exposición de que «Dios es bueno y no condena a nadie». De que la Ley ya está «obsoleta», pues fue abolida por Cristo y ahora vivimos en la gracia. Lo que ellos dicen es que como por gracia sois salvos, podemos vivir como queramos. Toman el siguiente versículo:
Y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado. (1 Juan 1.7b RVR60)
Aducen que una vez que somos salvos «no tenemos que confesar pecados», porque el pecado ya ha sido pagado en la cruz. O sea, según ellos, tenemos «libertad de pecar a destajo». Pero y qué dice Dios al respecto:
Como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir. (Pedro 1.15 RVR60)
A decir verdad, esta doctrina no es nueva, lo nuevo es el nombre de «Hipergracia». Esta doctrina satánica ha existido prácticamente desde el principio del cristianismo y se le conoce como «antinomianismo». El antinomianismo es una palabra griega que significa literalmente: contra la Ley. Básicamente dice que: «la fe era lo único necesario para la salvación; entonces, la Ley de Moisés es inútil. Así que, «el creyente puede perseverar en el pecado para que la gracia abunde».
Estas personas proclaman que no hay necesidad de confesar, que no hay necesidad de arrepentirse. Pero se olvidan lo que dicen las escrituras: Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad (1 Juan 1.9 RVR60). Precisamente, en esta misma carta, Dios nos deja en claro que no podemos reconocer que no tenemos pecado: Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros (1 Juan 1.8).
Pero ¿y cómo sé si estoy en una iglesia de este tipo? Acá les dejo algunas características:
1. Los predicadores nunca hablan en contra del pecado.
2. Los líderes nunca toman una posición firme sobre la santidad.
3. El Antiguo Testamento es totalmente ignorado y se fomenta a que no se tome en cuenta.
4. A los líderes se les permite enseñar y predicar abiertamente a pesar de estar viviendo en pecado.
5. Los líderes que han abrazado la Hipergracia llaman a sus feligreses a que vivan sin restricción, porque «ya no existe el pecado» que nos condene, pues vivimos en la gracia y no en la ley.
6. Aquellos que enseñan a obedecer a Dios, las escrituras y a vivir en santidad se les llama «legalistas».
7. Los líderes predican solo mensajes motivacionales o que hagan sentir bien a quienes les escuchan, pero jamás les llaman a vivir en santidad.
Si usted está en alguna iglesia de este tipo, le conmino a que la abandone ahora mismo, porque ahí no está la verdad de Dios. Porque nos dice su Palabra: Levantaos y andad, porque no es este el lugar de reposo, pues está contaminado, corrompido grandemente (Miqueas 2.10 RVR60). Pues nosotros como creyentes no podemos vivir como se nos antoja (Gálatas 5.17), mucho menos pecar a destajo, porque nos dice su Palabra: Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz. Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden; y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios (Romanos 8.6–8). Recordemos que hemos sido escogidos y salvados por Dios para que fuésemos santos y sin mancha delante de él (Efesios 1.4), porque incluso nuestros cuerpos ya no nos pertenecen (1 Corintios 6.19) y no podemos presentar nuestros miembros al pecado como instrumentos de iniquidad (Romanos 6.13). Y como ya vimos, debemos confesar nuestros pecados y reconocer delante de Dios que los tenemos.
En conclusión, huyamos de esta falsa doctrina y vivamos en santidad delante de Dios. Que el Señor les bendiga.
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