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La convicción de ser salvos

  • 25 ene 2022
  • 2 Min. de lectura


Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios (Juan 1:12)


Algunos creyentes se hacen tantas preguntas acerca de su estado espiritual que terminan por perder la convicción de ser salvos: ¿Comprendí bien el mensaje del Evangelio? ¿Creí bien lo que hace falta creer para ser salvo? Los pecados cometidos antes de mi conversión son perdonados, pero ¿los que cometo ahora lo son también? Todas estas dudas y muchas otras más turban su alma y les quitan paz.


A toda persona así atormentada quiero decirle: es cierto que usted era una criatura perdida, indigna, pero Dios mostró su amor para con usted al enviar a su Hijo, el Señor Jesús, para que se pagara en la cruz su culpabilidad y la mía. Sumérjase en el océano de su amor infinito, en el cual nadie puede zozobrar. Todo fue hecho para usted: La deuda moral que tenía con Dios está pagada; Satanás fue vencido y reducido al silencio y todos sus pecados fueron expiados.


Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna, y para que creáis en el nombre del Hijo de Dios. (1 Juan 5:13–14)


Todas las exigencias de Dios fueron satisfechas en la muerte de su Hijo en la cruz del Calvario. Entonces, Dios quiere que disipe con los «rayos de su amor» las nubes que oscurecen nuestras mentes y corazones.


No temas, porque yo te redimí; te puse nombre, mío eres tú. Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti. Porque yo Jehová, Dios tuyo, el Santo de Israel, soy tu Salvador. (Isaías 43:1–3)


Dejemos aquellas dudas de lado, creamos las palabras de Dios y no las de nuestros miedos. ¡Permitamos que nos llene de gozo, seguridad y certeza! Confiando de corazón que ya le pertenecemos y teniendo plena convicción de que somos salvos.


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