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Inicio del ministerio de Jesús (Marcos 1:9–15)



Dijo el Señor: «El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio» (Marcos 1:15)


El ministerio público de Jesucristo empezó después de los cuarenta días de ayuno y tentación en el desierto. Este fue su primer mensaje:


El tiempo se ha cumplido. Al decir estas palabras, el Señor estaba dando inicio a su ministerio acá en la tierra, cumpliendo así las profecías que decían, por ejemplo: «Y todos tus hijos serán enseñados por Jehová» (Isaías 54:13a); o la otra que decía: «Dios mismo vendrá, y os salvará» (Isaías 35:4c). Por esta razón dijo las siguientes palabras:


El reino de Dios se ha acercado. Este reino es ante todo, una esfera espiritual, en el cual el creyente es introducido por la fe. ¿Y por qué se acercó? Porque el pecado que cometió el hombre en Edén creó una división, un alejamiento por parte nuestra: «pero vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios, y vuestros pecados han hecho ocultar de vosotros su rostro para no oír» (Isaías 59:2). Y aquello que nos alejaba de Dios fue quitado de en medio a través de la muerte de Jesús en la cruz del Calvario.


Arrepentíos. Este mandamiento coincide con la predicación de Juan el bautista, quien le decía a sus oyentes que reconocieran sus pecados y se arrepintieran de ellos. Y que es lo mismo que predicaban los apóstoles: «Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio» (Hechos 3:19).

Creed en el evangelio. La palabra evangelio significa «buenas noticias». Y qué mejor noticia que esta: «Que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores» (1 Timoteo 1:15). Este tema es fundamental, porque una vez que uno reconoce sus pecados y se arrepiente de ellos, el siguiente paso es creer en el evangelio de Jesús, que nos dice que hay perdón para todo ser humano que cree en el Señor Jesús como el salvador personal de su vida.


La pregunta es: ¿Escucharás la invitación que se te hace hoy? ¿O seguirás rechazándola? El problema es que si insistes en rechazarla y mueres, lo que te espera es la condenación eterna de tu alma:


​​El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él. (Juan 3:36)


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