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  • Foto del escritorAlexis Sazo

Infúndele ánimo



Josué hijo de Nun, el cual te sirve, él entrará allá; anímale, porque él la hará heredar a Israel. (Deuteronomio 1.38 RVR60)


Dios utiliza a su propio pueblo para que se den ánimo los unos a los otros. Por ejemplo, Él no le dijo a un ángel: «Gabriel, mi siervo Josué está por conducir a mi pueblo a Canaán; ve y anímalo», no; porque Dios nunca realiza milagros que no sean necesarios.


Si Dios hubiera enviado al ángel Gabriel, él no habría sido tan apropiado para hacer dicha obra como lo era Moisés; porque un ángel nunca ha experimentado la dureza del camino, ni visto las feroces serpientes, ni ha guiado a la terca multitud al desierto como lo hizo Moisés; razón por la cual Dios envió a Moisés a animar a Josué y no a un ángel a animarle. La compasión de un hermano es más preciosa que la comisión de un ángel. Por eso su Palabra nos dice: «Hierro con hierro se aguza; y así el hombre aguza el rostro de su amigo» (Proverbios 27.17 RVR60); porque solo un humano que ha pasado por cierta experiencia, puede entender a otro que está viviendo lo mismo. La verdad es que debemos sentirnos contentos de que Dios obre a favor del hombre a través del hombre, porque esto crea lazos de hermandad, y al ser mutuamente dependientes uno del otro, nos fundimos en una familia de forma más completa.


Hermano, toma este devocional como un mensaje de Dios para ti. Esfuérzate por ayudar a otros y, especialmente, lucha por alentar a los que están desanimados; cuando encuentres una chispa de gracia en su corazón, arrodíllate y sopla para que se convierta en una llama. Pero dile de la fuerza que reside en Dios, de la certeza de la promesa y del atractivo de la comunión con Cristo. Háblale con paciencia al ansioso joven que se enfrenta a un camino empedrado; y con amor trata de sacarlas para que ya no sean un tropiezo en su camino. Pero permite que el joven creyente descubra la aspereza del camino de a poco; y que aprenda a pedir la guía del Señor.


Di una palabra a tiempo a aquel que está cansado, y anima a aquellos que temen recorrer sus caminos con alegría. Puedes decir, Dios te anima con sus promesas; Cristo, señala el cielo que ha ganado para ti, y el Espíritu Santo, obrar en ti para que desees hacer su voluntad.


Imita la sabiduría divina y alienta a otros según la palabra de este día.


C.H. Spurgeon En paz me acostaré (modificado)


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